Visitas de la última semana

martes, marzo 20, 2007

Primavera y cucarachas

Hoy entró la primavera. Inició también el tiempo caluroso del año. Aunque no en todo el mundo se ha notado el cambio de estación. Por ejemplo, en España cayó nieve como si fuera invierno. Aquí el día estuvo caluroso y algo salpicado de ventarrones. Espero que los pronósticos se equivoquen y no sea el año tan caluroso como se espera. Serían lamentables sus efectos sobre todo en la agricultura y la ganadería.
Por otro lado, el efecto cucaracha (relacionado con el narcotráfico) se esta haciendo sentir como nunca en el estado de Tabasco. Se han venido produciendo últimamente en Villahermosa balaceras, asesinatos, emboscadas y todas esas cosas que sucedían solo en el norte del país. Ya fueron apresados en el municipio del centro algunos policías que se cree tenían nexos con el narcotráfico. Desarmaron además a los elementos de no sé que corporación policíaca de Villahermosa a cuyas puertas aventaron una cabeza humana. Por cierto, el cuerpo de esa cabeza lo encontraron tirado cerca de Reforma. Las señales son claras, las redadas en el norte han obligado que esta problemática se desplace hacia el sur. Este efecto cucaracha inició desde el año pasado y se ha venido acentuando cada vez con mayor fuerza en esta época del año. Creo que se les acabó la tranquilidad a los que ya de por sí se dedicaban a ese negocio en esta parte del país. Lástima Margarito!

Ayer llevamos a su casa a una amiga de Ale que se quedó desde el domingo en casa. Durante esta visita observé a Ale feliz. Bailaron zumba toda la tarde y vieron películas toda la noche. El lunes se la pasaron asoleándose como iguanas en la alberca. Llegaron todas coloradas a la casa ya de tarde. Ahora Ale camina como robot por la quemada. Ah, pero eso sí ¡se dieron gusto embadurnándose de bronceador!

lunes, marzo 12, 2007

Natalicio

Mañana 13 de marzo de 2007 Gladis agregará un año más a su pasado –No creo que le de mucha gracia escuchar a alguien decir que le restará un año a su futuro. Ayer le oí decir: La mejor época de mi vida fue hasta antes de los 18 años. A esa edad no me preocupaba nada, hacía lo que quería, andaba del tingo al tango; en fin, me divertí mucho –dijo con nostalgia. ¿Acaso me habrá querido decir algo?
Pero es cierto, es frecuente que después de cierta edad (digamos que después de los 45), muchos tengamos la creencia de que nuestra época pasada fue mejor. Pero esto no es verdad, es solo que tenemos más vivencias que recordar. Empezamos a descubrir la verdadera dimensión de la nostalgia. Por ejemplo, cada vez que ella escucha la canción de Blondie “Heart of Glass”, sus manos se zangolotean en el aire como movidas por un titiritero invisible y huapachoso y como seguramente también lo hicieran en aquella discoteca en la que bailó feliz esa canción. Entonces veo como se escapa brevemente a un lugar y un instante determinado seguramente para saludar a aquellos amigos y amigas que ya no ha visto desde entonces. Y es que no hay mejor transporte que la música para llevarnos en compañía de blancas, negras y corcheas a dar un paseo por nuestro pasado, haciéndonos volver fugazmente y como por arte de magia a momentos que ya habíamos olvidado. Germán Dehesa describe magistralmente en su libro “La música de los años” estos viajes furtivos y automáticos a donde nos llevan milagrosamente los ritmos y las notas de nuestro tiempo.
En las ocasiones que logro arrebatarle a Ale la radio del coche, sintonizo la música de mis tiempos y mis nostalgias. Ya vas a poner tu música de viejito –dice riendo. Pero ya no la escucho, en ese momento me encuentro ya saludando a mis amigos que no he visto desde hace 30 años. Ella no tiene idea que 20 años más adelante, se verá transportada de súbito a esta época cuando escuche la canción “celeste” de Rebelde mientras su hija quinceañera le dice: ¡Hay mamá, cambia esa música de viejitas!. Mañana haré escuchar a Gladis la canción “I will survive” de Gloria Gaynor para que vuelva a su juventud mas temprana, aunque sea por 2.5 minutos.

jueves, marzo 01, 2007

Adiós a los brakets

Un día de esta semana llegó a casa Ale ya sin sus brakets. Es increíble como hace cambiar algo tan sencillo la vida de una persona (sencillo pero muuuuuuy caro). Llegó con una sonrisa de oreja a oreja, como diciendo -¡Hey, mírenme! Yo, de plano, ya estaba cansado de pagarle sus vacaciones al médico. Un año y medio duró mi contribución. Entre mas subían las comisuras de Ale, más bajaban las mías. Pero valió la pena el sacrificio; la sonrisa de Ale me hizo olvidar los ganchos al hígado que recibía cada vez que su mamá la llevaba a su consulta. Lo más importante es que ella quedó satisfecha con el resultado. Se nota que así es. Pero yo no descanso, ahora esta asistiendo con una nutrióloga para que le quite esa manía que tiene de comer chucherías. Total, sigo siendo rehén de la estética y la salud. De plano, estoy pensando seriamente en ir con el psicólogo para que me ayude a superar la enfermedad de “botarate” crónico que me aqueja. ¿De cómo se siente Ale? Solo echen una miradita al metroblog de bulolu para que se den una idea.

Hoy hablé con mi hermano Guy. Nos echamos una buena platicadita por el chat –Bueno, sería mejor decir una escribidita. Me comunicó que en este día cumple 8 años su hijo Gustavo. A su edad, yo no sabía lo que eran las barras paralelas, ni las argollas, ni veía el tren pasar todas los días, por consiguiente…no había manera de que me subiera en él. Un servidor, apenas nadaba de perrito, diría que sabía lo indispensable como para no hundirme en el agua como lo haría cualquier piedra volcánica. En cambio, este niño de apenas 8 años, ya esta curtido en la férrea disciplina de la gimnasia, de la natación y de la escuela. Además ve pasar el tren todos los días, por consiguiente…puede abordarlo cuando así lo decida él. Un fuerte abrazo para mi sobrino Guy Junior, de parte de su tío, de Ale, de Gladis y de pititito el orejón…y muy patón.