Visitas de la última semana

domingo, mayo 20, 2007

Breve conversación

Ayer, recién acabado de llegar a casa procedente de Reforma, fui abordado por Ale al salir de la cocina.
–Papá, quiero hablar contigo –dijo.
–¿Que paso? –repliqué.
–Mira! –dijo señalando con el dedo índice atrás de donde me encontraba.
Al voltear observé a un joven espigado recargado en la pared a un costado de la puerta que yo acababa de atravesar.
–Él es Ricardo, mi novio –terminó diciendo bastante desenvuelta.
Sorprendido por el descontón, extendí entonces mi mano a Ricardo que naturalmente se encontraba algo nervioso.
–¿Así que eres el novio de Alejandra? –Pregunté mientras nos estrechábamos las manos.
–Tenemos una semana de novios –terció Ale sin demora para ampliar la información.
–¿Estudian en la misma escuela? –Pregunté dirigiéndome a Ricardo. –No, yo estudio en la universidad Olmeca.
–Bueno, toma asiento Ricardo –Dije apresurado, con el fin de retirarlo de ese lugar desde el cual me había emboscado.
Supe de Ricardo, que estudia el primer semestre de la carrera en Derecho Empresarial. Que sus papás son maestros de primaria. Su mamá es de Paraíso y su papá es de Macuspana; ambos municipios de Tabasco. Hasta donde sé, Ricardo fue el que tomó la iniciativa de presentarse ante nosotros. Por lo pronto, dio una buena muestra de cortesía, tratando en todo momento de agradar a los papás de su novia. Me dio la impresión (por la carrilla de Ale) que Ricardo tenía algunos temores hacia mi. Él hizo de tripas corazón y no perdió la compostura. Tampoco externo comentarios desatinados como suele suceder en estos casos. Solo se concretó a sonreír ante los comentarios que Ale lanzaba aludiendo sus temores. Los antecedentes que uno de novio tiene de sus suegros (antes de conocerlos), son los dichos de su novia. Si la relación de la novia con sus padres es buena, entonces los antecedentes que el novio tiene de sus suegros serán buenos, por consiguiente, el primer encuentro será bueno. De lo contrario, el novio se convertirá en una especie de Robin Hood que responderá con soberbia ante la dictadura y barbaridades de sus suegros para con su novia, haciendo el primer encuentro y la futura relación un auténtico desastre sin posibilidad de solución. A fin de cuentas, lo que le importa al polizón es quedar bien con la capitana aunque los marinerillos protesten. Espero que cuando a Pedro le llegue la hora de presentarse ante sus suegros, sea lo suficientemente inteligente en dejar atrás las desavenencias que su novia pueda tener con sus padres. En boca cerrada no entran moscas como lo demostró ahora Ricardo. Uno de novio, tiene que ir a ese primer encuentro dispuesto a aguantar callado cualquier andanada de improperios, claro, mientras no llegue a la agresión física. Después de todo, uno tiene a su favor el último recurso: salir de esa casa y no volver jamás. Eso sí, siempre con dignidad y respeto, y dándole su lugar a cada quién.

domingo, mayo 13, 2007

Vacaciones de verano

Tenemos a Pedro en casa desde el jueves. Ese mismo día fuimos a Reforma para que saludara a sus abuelitos. El viernes se le unió su amigo Daniel que estudia en Puebla y vino a pasar sus vacaciones con nosotros. Ale no quiso quedarse atrás e invitó a su amiga Fernanda a pasar el fin de semana en casa. Jorge, nuestro vecino, al enterarse de que había visita en casa, se dejó venir sin tardanza. Ese mismo día, aprovechando que Pedro iba a visitar a su novia a Villahermosa, se le pegó toda la marabunta para ir al cine. Ayer alquilaron películas, hicieron una palangana de palomitas y se dispusieron a cumplir con la tarea de mirarlas todas. Hoy Fernanda se fue a su casa aprovechando otro viaje de Pedro a Villahermosa. Por otro lado, en lo personal, no me ha ido todo lo bien que esperaba en mi nuevo centro de trabajo. A la semana de iniciar, me robaron una lap top y mi cámara digital, me las sustrajeron del coche por haberlo dejado unas 3 horas sin seguro. Además, ayer hubo un paro general en la producción del complejo y tengo la nada grata tarea de investigar porque sucedió. Pedro me comunicó también la nada grata noticia de que reprobó matemáticas. Esto lo obligará a repetir la materia el próximo semestre, algo inédito en él. Con respecto a Ale, ella ya se decidió por la opción de continuar sus estudios en la UAG campus Villahermosa. Eligió la carrera de administración de empresas y supongo que inicia sus clases en septiembre de este mismo año. Ahora anda ocupada con sus exámenes finales y con la fiebre de la graduación de bachillerato. Por lo pronto, ya no me será posible ponerles fotos de los framboyanes y lluvia de oro que están con un colorido soberbio y ostentoso. No podrán ver nuestro mango que este año esta cargado de frutos y que tanto los pájaros como nosotros estamos esperando con ansiedad a que maduren para disfrutar de su dulzura.

miércoles, mayo 09, 2007

Los caminos de la vida

Yola, no puedo hablar por todos. Solo puedo hablar por mí que te conozco. Hace 23 años salí de nuestra casa. Durante todo ese tiempo, te habré visto (junto a mis otros hermanos) escasos 15 días en cada uno de mis viajes. Haciendo aritmética elemental te habré visto alrededor de 345 veces en 23 años. Durante todo ese tiempo puedo asegurarte que no has cambiado nada. Y mira que cuado dejamos de ver a las personas por largo tiempo notamos mejor sus cambios y en ti no he logrado notar ninguno. Continúas con tu carácter alegre, tu inigualable chispa, tu buena cara ante las adversidades, tu desprendimiento de lo material, tu pronta disposición a regalar tu tiempo, y tu inigualable desparpajo en las cosas de tu casa. Me has comentado de tu estado emocional, de la depre como tú le llamas, pero no lo veo traducido en tu conducta. Hay veces que sirve de algo sacar eso que nos preocupa escribiéndolo, aunque sea solo para leerlo nosotros mismos. Eres una buena persona, no me cabe duda de eso. He visto en no pocas ocasiones tu disposición a regalar tu tiempo aún dejando de lado tus deberes familiares. Yo, en lo personal, te estaré siempre agradecido por tu pronta disposición a cambiar de residencia para acompañar a nuestro padre que después de haber perdido a su compañera de toda la vida se quedó solo en su casa. Tú tomaste esa responsabilidad a las primeras de cambio. No sé si lo hiciste con la finalidad de darnos a los demás hermanos la tranquilidad que necesitábamos para continuar con nuestras propias vidas sin la preocupación de que nuestro padre se fuera a quedar solo en esa casa triste y vacía. Yo sentí que así fue y eso para mí es suficiente. Por eso siento por ti y tu familia un agradecimiento infinito por ese gesto que me dio tranquilidad. No hay forma de que mi familia y yo te paguemos eso. Me queda claro que no lo ibas a atender como lo hizo mi mamá, eso no creo que lo hubiera logrado alguien más, pero si lo acompañaste, fuiste su confidente, y Él te lo agradeció. En este momento te quisiera decir en persona que tienes en mí a un hermano que sabe lo que vales, que te aprecia por lo que eres y por lo que significas, y que me he sentido enormemente feliz con tu compañía, aún con los defectos que tú misma te atribuyes. Todos deberíamos tener la oportunidad de que se nos trate con benevolencia cuando sientan que nos equivocamos. Nadie estamos exentos de defectos y de equívocos, todos deberíamos contar con el beneficio de poderlos redimir, máxime si las faltas cometidas son resultado de estados de ánimo que nos aquejan debido a acontecimientos que nos abruman y acentuados también por nuestra propia edad. Siempre habrá mal tiempo que sortear, malas decisiones que afrontar, injusticias que soportar, dichos que lamentar; lo que no siempre habrá son personas como Tú, siempre dispuestas a ayudar. Gracias hermana por el tiempo que me has dedicado, por lo querido que me he sentido a tu lado, por no olvidar que tienes un hermano desbalagado, por apoyar a mi hijo, por acompañar a papá. Siempre he pensado que el amor y empatía por una persona es proporcional al tiempo que le dedicamos, y tú me has regalado mucho del tuyo. Gracias, muchas gracias.

martes, mayo 01, 2007

Niño y Patón

Ayer me levanté con la novedad de que niño y patón andaban sueltos en la colonia olfateando animadamente todo lo que encontraba a su paso sin un guía bípedo que los controlara. La última vez que esto pasó, niño se fue directamente a la casa de una vecina que siempre mantiene su perro amarrado en la cochera. Quién sabe por qué razón niño nunca hizo migas con este canino. Sin pérdida de tiempo se enfiló directamente a él saltándole sobre el cogote. De súbito, el silencio imperante en la colonia se transformó en una ambiente saturado de gruñidos y ladridos que se confundían con los gritos y vituperios histéricos de nuestra flamante vecina. Esta pelea de animales nos trajo consecuencias bochornosas como la de tener que escuchar estoicamente la perorata de la señora que tiene ínfulas de primera dama. Después de acusarnos de irresponsables por dejar libre a nuestro demoníaco cuadrúpedo, nos exigió llevar a su viejo mastín aporreado por el nuestro al veterinario porque ella no soportaba (según dijo sin empacho) ver a su querida mascota tan lastimada. ¡Cuanta sinvergüenza! –pensé. Ese pobre perro está amarrado día y noche los 365 días del año en la cochera, expuesto a las lluvias torrenciales y a los inclementes rayos del sol. Nunca he visto que lo bañen o le den una caricia aunque sea desdeñosa. Su pelo hecho bolas y lleno de basura inicialmente blanco, ahora está ennegrecido de cochambre. En el pasado, este perro era el terror en la colonia. Perseguía sin misericordia a los paseantes y llegó a matar a uno que otro perro de vecinos. No había nadie que le parara el alto y se hiciera responsable de todas las fechorías que protagonizaba. Yo mismo fui víctima de sus últimas travesuras (digo últimas por que ahora ya es muy viejo). Aquella vez regresaba a casa después de mi acostumbrada caminata nocturna. Al acercarme a esa maldita casa, vi al perro echado y amarrado como siempre en aquella su cochera que le servía de morada. Lo que no alcancé a observar para mi desgracia fue que estaba amarrado con un lazo como de ¡diez metros de largo! y la distancia que me separaba de él era de escasos 8 metros. Cuando me di cuenta de ese detalle ya tenía su hocico babeante a escasos tres metros de mi anatomía con su cuerpo tenso y sus pelos erizados mostrándome amenazante sus colmillos. Con el corazón a punto de salirse de su sitio y por puro instinto de conservación solo me dio tiempo de dar unos pasos hacia atrás que fueron suficientes para que el lazo que rodeaba su pescuezo se tensara antes de asestarme una tremenda tarascada. En aquella ocasión esta señora me salió al paso personificando a la responsabilidad más pura y convertida en auténtica protectora de animales. Nuestra política del buen vecino nos impulsó a llevar hasta su casa a un veterinario para que revisara al pobre animal, y digo “pobre animal” no tanto por la aporreada que niño le propinó, sino por el maltrato y olvido de que es objeto por parte de sus “responsables” dueños. Gladis acompañó al veterinario y este le dijo –este perro no tiene nada, lo único que tiene es un terrible descuido. Le administró un antibiótico y vitaminas y dijo: lo que este perro necesita es que se preocupen más por él. Supuestamente la señora no estaba en su casa pero Gladis presume que escuchó toda la conversación tras la puerta. Como su esposo trabaja en el mismo lugar que yo, al siguiente día fui abordado por este personaje para solicitarme muy digno una camioneta para llevar a su querido perro a Villahermosa con un auténtico veterinario. Le pregunté ¿Qué le hace suponer que su perro resultó más dañado que el mío? Permítame informarle que cuando llegué a donde se desarrollaba la pelea su perro tenía al mío por el pescuezo y el mío ya sangraba por el hocico. Hinchado de orgullo (lo que era mi intención) me contestó: si, es que mi perro es de pelea y está bien alimentado. Claro, le eché una mentirita para que dejara de dar lata. Asentí en todo lo solicitado. Ya se podrán imaginar la preocupación de Gladis y mía al recibir de sopetón una llamada telefónica en la que nos informaban que otra vez andaban niño y patón en sus andadas. Ya me imaginaba otra vez a la misma señora en su nicho de moral lanzándome sus improperios para luego dar cuerda a su maleable y querido esposo para que él continuara después pinchándome el hígado en el trabajo. Preocupado por lo que pudieran estar haciendo en esta nueva escapada, salí de casa al trabajo con la intención de dejar a Gladis sola con el problema (a mí ya se me había echo tarde). Casi a la salida de la colonia vi a lo lejos a los dos perros caminando juntos. Paré el coche y bajé de él como alma que lleva el diablo. Logré atrapar a niño (patón no me preocupaba) pepenándolo por el cuero del cuello. Así caminé agachado forcejeando con él unos 500 metros hasta la casa en donde ya Gladis me informaba que patón ya estaba adentro. Llegué a casa casi desfallecido por el cansancio con la respiración entrecortada y las piernas como de trapo. Todo esto originado por el esfuerzo, el estrés y a la posición con la que me desplacé todo el trayecto obligado por las circunstancias. Casi en la puerta de la casa tropecé y las piernas no me respondieron y me fui de boca hacia adelante hasta que el piso detuvo mi descontrolada carrera. Tal vez por mi apariencia que reflejaba un gran agotamiento y por mi aparatosa caída en la que apenas interpuse las manos como defensa, Gladis pensó con seguridad que me había dado un paro cardiaco o algo similar. Ya más tranquila ella y más repuesto yo, me dio un aventón hasta el lugar donde había dejado tirado el coche para continuar con mi objetivo original: ir al trabajo. Seguramente Gladis se asustó porque como una hora después me llamó al trabajo para preguntar por mi salud. Todo esto pasó porque María (la sustituta de Romana) no echó llave a la puerta el fin de semana. Con todo este ajetreo Gladis ya amenazó con regalar a los perros. Dice estar harta de hacerse cargo de ellos, herencia que le dejaron Kory y Pedro, porque Ale no cuida ni a su perico.