El suelo amaneció húmedo y con pequeñas charcas vidriosas por aquí y por allá, indicios de que llovió mientras dormíamos. Me subí al coche y encendí el radio como todos los días. Suspire de alivio al no ver estacionado el trailer de siempre frente a la cochera. Casi siempre es el primer pinchazo al hígado que recibo luego de levantarme. Mientras conducía escuché a los locutores de radio lamentándose del calor que hacía a pesar de la lluvia de la madrugada. No les produjo la mínima gracia la bondadosa lluvia. Según su apreciación se alborotó mas el calor. Me vino a la mente la palabra bochorno: vocablo utilizado con frecuencia para referirse al sofoco producido por el calor húmedo que surge del suelo candente luego de una lluvia pasajera; tal como sucedió hoy. Ya por la tarde sopló un viento fresco con olor a humedad, circunstancia que aprovecharon los arboles para columpiar sus nidos y murmurar. Actividades muy recreativas para ellos cuando sopla el viento. Luego cayo una pequeña llovizna asustadiza que tan pronto toco tierra se desvaneció victimada por la resequedad.