Visitas de la última semana

domingo, enero 29, 2012

Rocordando el inicio

Empecé a escribir esta bitácora en 2005. En aquél tiempo me motivó el interés de mantener a mis familiares al tanto de algunas escenas que mis sentidos percibían del exterior. He procurado siempre (algunas veces sin éxito) mantener alejado de estos retazos de vida mis preferencias éticas o morales. En cambio, he preferido escribir el mensaje que me transmite lo que veo y el estado de ánimo que me produce una vez que lo decodifican los muchos paradigmas que arrastro desde mi más tierna infancia. En este punto he de decir que mis paradigmas funcionan como cristales de antiparras que distorsionan o filtran en diferente grado la luz que mi sentido ocular capta del exterior. Por consiguiente, he de advertir que el escenario que yo describo puede ser distinto de aquel que un compañero imaginario pueda percibir del mismo hecho. Esto no quiere decir que esta bitácora este llena de alocadas fantasías, solo quiero destacar el hecho que lo escrito aquí es la realidad vista desde atrás de mis propios e inamovibles cristales. Decía al principio que esta bitácora empezó con la única intención de tender un vínculo con las personas que quiero y que están lejos de mí. Con el tiempo, esta motivación fue lentamente reforzada por el propio gusto encontrado en la formación constante de oraciones. Esto me permitió escribir sin tener un motivo, tema o suceso previo en mente. Fue entonces que empezó en mí el interés por el estilo (o la forma) además del contenido. Fue así que llegó a mí la afición por la descripción literaria: “Estoy en mi sofá favorito. Frente a mí está el televisor enscendido. Estoy recostado sobre mi costado izquierdo escribiendo en la Lap lo que estás leyendo ahora. La Lap está sobre una mesa de centro que tiene la misma altura del sofá y también la misma antigüedad. Ambos están hechos de madera de cedro y están llenos de marcas indelebles que el tiempo les ha dejado impresas. Tengo a mi izquierda un escritorio viejo de madera comprimida que tiene el castigo añejo de cargar una antiquísima computadora de escritorio que no ha sido encendida desde que nuestros hijos se marcharon. A mi derecha, a media altura de la pared, cuelga un reloj redondo de unos 25 centimentros de diámetro que me recuerda en las noches que ya es la hora de dormir. Su marco es de imitación madera y tiene números arábigos grandes, ideales para gente de visión corta como la nuestra. Estoy en medio del recibidor en cuyas paredes están empotradas las puertas de todas las habitaciones: La nuestra y la de Ale al frente, la de Pedro y la de Kory atrás. Hoy, solo la nuestra tiene vida los fines de semana. De las otras, solo las reminiscensias de algunos ecos apagados quedan”.

domingo, enero 22, 2012

Y que nos agarra el temblor

Por necesidades de trabajo este fin de semana nos quedamos en Villahermosa. Alejados de nuestros acostumbrados hábitos dominicales, Gladis y Yo nos sentimos como despojados de nuestra necesaria dosis de vigor. Para colmo de nuestros ya de por sí alicaídos ánimos y parafraseando aquella cita célebre de nuestro querido Chico Che “que nos agarra el temblor en medio de la cocina”. Después de haber asimilado el susto de soportar un terremoto de 6 grados guarecidos en un palomar de un tercer piso, enfilamos a nuestra casa ubicada en el Fraccionamiento Lagunas. Esta casa la tenemos olvidada por dos razones. La primera de ellas es que está en una zona inundable, aunque no de gravedad. La segunda es su difícil acceso dificultado siempre por un tránsito espantoso. Ya hace tiempo que Gladis insistía en que fuéramos a echarle una vuelta para ver si sus paredes aún permanecían en pie. Como era de esperar, la encontramos sin la bomba de agua, desbordando de basura y su cancelería asfixiada por vegetación ligera y trepadora. Tan pronto le dimos una manita a la cochera y a la cancelería volvimos a despedirnos de ella.

lunes, enero 16, 2012

Insomnio aprovechable

Esta fue una semana de lluvia intensa. Días de aire saturado de humedad y de calles encharcadas. Clima magnífico para el descanso del fatigado. Mi desventura es no haberlo aprovechado como mi cuerpo me lo pedía. Así es el insomnio de ingrato y de poco benevolente con sus anfitriones. Envidio el sueño fácil y placentero de Gladis que es capaz de extraviarla en sus laberinticos vericuetos tan pronto como su cuerpo adopta la posición horizontal. Admiro también su capacidad para reconciliarse con el sueño después de haber disfrutado una relajante y sustancial siesta. Mi sueño en cambio es muy nervioso y asustadizo, su carácter alerta y desconfiado se parece mucho al que adoptan los animales salvajes en los abrevaderos comunitarios africanos. Tengo que prepararle el terreno para que se anime a llegar. Aún así, muchas veces no lo hace. Ha de llegar cuando él quiere y su crónica esquizofrenia se lo permita. Yo lo espero sin perder la calma (más me vale) y mantengo la mente ocupada en algo mientras al sueño se le apacigua su paranoia. Tengo casi siempre un libro comenzado al alcance de la mano para estos casos de escasez onírica o hago planes mentales de diferente cuño. Como cabe esperar, una vez que el sueño viene y se instala, llegada la hora en que quiero que se marche no lo hace. Es tan rejego para irse como lo será a la hora del regreso.

domingo, enero 08, 2012

El recuento del 2011

Pedro se fue el viernes a Gdl a terminar el último semestre de universidad. Si todo sale como está planeado esperamos reunirnos con él en aquella ciudad allá por mayo. Ale dejó de trabajar para Smith y ahora lo hace en la sede estatal de un partido político –creado, según dicen, por seglares adeptos al miserere y fieles a la asperción bendita del hisopo. Planea en este año comenzar su maestría. Kory dejó de trabajar en schlumberger para emprender ahora junto con su esposo Alejandro algo nuevo por su cuenta. Salió bien de su segunda cirugía de columna. Aunque continúa en etapa de adaptación, el andamiaja de aleación parece sostenerla holgadamente. Nosotros (con Ale y el chihuahua Dobby) vivimos como nómadas: de lunes a viernes en Villahermosa y los fines de semana en la colonia las garzas de Reforma. Esta es la razón de que Paco –el perico– ahora viva exiliado en casa de mi suegra Doña Matilde. Las gordas –los cuyos– viven felizmente apacentando (así lo espero) en el rancho familiar de Cheli. Pachis –el gato– es el único habitante que aún vive en la colonia y en los días de semana que no estamos se alimenta de lo que él mismo caza. En realidad le dejamos comida en casa y una rendija abierta por la que se sabe colar cuando la tripa le apremia. Es todo lo que él necesita de nosotros. Por mi parte, la transferencia de trabajo a Villahermosa se hizo definitiva y puedo ya decir adiós a los complejos…aunque no definitivamente.