Hace algunos meses Kory y Alejandro me regalaron dos libros bastante regordetes: Uno era La otra Historia de México de Armando Fuentes (Catón) y el otro era Un Mundo sin Fin de Ken Follet. Decidí iniciar con la lectura de Catón por dos razones: la primera por la proximidad que había a la conmemoración del centenario y bicentenario de la revolución e independencia de México y la segunda por mi soberbia pretensión de querer iniciar la lectura de la saga de Ken Follet como dictan los más conservadores y solemnes cánones: leer primero el origen de la historia y luego su continuación. Así pues, sin más anhelo que el de agregar un deseo más a los muchos que ya tengo en antesala decidí esperar a que un buen samaritano de crecido corazón me regalara la novela que antecede a la historia de Un Mundo sin Fin. Hace un par de meses Ale entró a la casa personificando al esperado buen samaritano con el libro Los Pilares de la Tierra de Ken Follet entre las manos. Nunca hubo solicitud previa de mi parte ni voluntad consiente de la suya para que yo pudiera completara la saga inconclusa que por otro lado era un dato que solo yo sabía.
1 comentario:
No hay duda que existe una comunicación que no hemos podido explotar como quisieramos pero que ahi esta esperando, como podedemos dar con ella, así tener que desahacernos de los teclados y de otros medios para comunicarnos con las personas que estan en linea mental con nosotros, sin dudas Mario que son de las cosas curiosas que nos pasan y que tampoco tenenmos una esplicación definada al respecto, felicidades por recibir sendos Libros,para saciar tu apetito de lectura...
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