Estoy en décimo y ultimo semestre de la carrera de ingeniería (1982). Calculo que he de tener alrededor de 24 años. Camino por la explanada de la nueva Facultad de Ciencias de la Universidad de Guadalajara (En aquel tiempo los esfuerzos de esta escuela estaban concentrados en hornear con éxito la primera generación de profesionistas). Me dirijo al laboratorio de química donde apenas hace unas cuantas semanas inicie mi servicio profesional. Mientras me dirijo con paso resuelto hacia el laboratorio, de algún lugar no determinado llegan a mí con bastante claridad las notas de "Crazy Little Thing Called Love" de Queen. No he entendido bien porqué después de 30 años sigo recordando esta escena en particular. Según la opinión de los entendidos, cuando uno tiene una impresión (generalmente agradable) es frecuente que el cerebro registre algunas de las circunstancias que acompañaron el hecho como por ejemplo un aroma, una canción, una imagen, etc. De esta forma el hecho y las circunstancias que lo rodearon quedan permanentemente asociados en la memoria del afectado. Me ocurre siempre que al escuchar esta canción me viene invariablemente a la memoria el laboratorio de química de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Guadalajara. Si, ahora estoy seguro que esta escena fugaz del pasado quedo impresa en mi memoria gracias a los buenos oficios de esta canción.
Visitas de la última semana
lunes, octubre 15, 2012
viernes, octubre 12, 2012
Fraccionamiento Lagunas
Ya estamos instalados en la casa del fraccionamiento Lagunas. Lo que recordaba de esta casa era lo ruidosa que era la vecina de enfrente. Cada fin de semana llegaban a su casa, con puntualidad pasmosa, música retumbante, bebidas reanimadoras y amigos rebosantes de anhelos y de apetitos. Ahora es lo mismo aunque con menor frecuencia. El tiempo le ha apagado un poco el gusto en beneficio de sus atribulados vecinos. Pero aun estamos lejos de la buscada tranquilidad. Tenemos ahora unos vecinos traileros que le han arrebatado a la vecina el monopolio del jolgorio en nuestra calle. Ademas, cuando estacionan sus trailers en la calle no hay forma de que uno se meta a su propia cochera sin sudar la gota gorda. Luego esta la costumbre de encender los trailers y dejarlos en ese estado de perpetuo ronroneo sonajero por varios minutos dezque para calentar la máquina. No sé hasta que punto estos ángeles caídos permanecen ignorantes del impacto machacante que causan en las mentes de sus alrededores. Y como no lo sé de cierto, prefiero atribuir este comportamiento egoísta a una ignorancia soterrada y no a una natural desfachatez.
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