Visitas de la última semana

lunes, agosto 29, 2005

La Señora María Patrocinio

María Patrocinio Muñiz Camacho era el nombre de mi Mamá. Dotada de una gran inteligencia y dueña de un carácter fuerte que utilizaba con asertividad y mesura, sobresalía por su gran capacidad de análisis y síntesis. Con su modestia y sencillez, tenía la habilidad de sacar lo mejor de las personas. Su conversación agradable y su innata intuición, hacían difícil mantenerle por mucho tiempo un secreto. Nunca la escuché quejarse por el papel que le tocó desempeñar en esta vida, siempre tenía una palabra de aliento para el que lo necesitaba. Sin duda ella fue el eje alrededor del cual toda su familia giraba, era la sustancia de cohesión, era el centro de gravedad. Es probable que en este momento, en algún lugar del espacio-tiempo, este disfrutando de una buena conversación con sus Papás Dámaso y Librada, con sus hermanas María y Camila, y con sus hermanos Juan y Encarnación.
Con cariño de su hijo.

domingo, agosto 28, 2005

Brackets

Ayer le pusieron sus brackets a Ale. Andará con ellos por espacio de 10 meses si bien le va. Le prometimos que una vez que mudara todos sus dientes de leche la llevaríamos con el Ortodoncista para que se los uniera y emparejara. Esto sucedió desde el año pasado y desde entonces ha estado inquieta esperando que le hagamos válida la palabra que le empeñamos. Es importante para cualquier persona lucir bien y para que eso suceda es indispensable que se sientan satisfechas con su apariencia. En nuestra estancia en Guadalajara le tomamos muchas fotos y en todas ellas aparece sonriendo, pero asegurándose siempre de no mostrar su dentadura. Aquí observé hasta que punto Ale no se siente satisfecha con esa parte y me prometí que esos dientes iban a empezar a enderezarse antes de que concluyera este mes. Cuando Pedro paso por esta misma experiencia, el especialista le dijo que la “dieta” no se la iba a cobrar refiriéndose a que por lo doloroso del tratamiento muchas personas “mastican” menos disminuyendo así la cantidad de calorías ingeridas bajando de peso indirectamente. En el caso de Pedro esto fue cien por ciento cierto, casi desde que inició el tratamiento fue notorio que el comer no fue totalmente placentero. Espero que esto mismo suceda con Ale y que la prohibición de morder alimentos duros sea benéfica para ella.

Otra novedad es que patón ya encontró novia, se llama camila. Patón estuvo de visita en su casa unos días para poder cumplir con el compromiso natural de preservar su especie. Nadie sabe si cumplió con su deber, lo que si es seguro es que convivió por unos días con alguien de su raza. La dueña de camila prometió avisarnos si aparecía algún cambio, esperemos que así sea.

sábado, agosto 20, 2005

Mazamitla

Durante nuestra estancia en Guadalajara mi hermano Gustavo nos ofreció la oportunidad de visitar el municipio de Mazamitla, lugar turístico localizado al sur del Estado de Jalisco. Salimos de Guadalajara temprano y llegamos al pueblito alrededor del mediodía. Es un lugar vacacional privilegiado que conserva la magia de los pueblos típicos de montaña, con interminables parajes de pinos, encinos y robles. El caserío me dejó gratamente impresionado, la mayoría de las casas están enclavadas en lugares sinuosos e irregulares adaptándose perfectamente a la topología del terreno montañoso. Sus paredes pintadas de blanco, sus techos de madera vieja coronados con teja roja, y sus calles empedradas, dan la sensación de que el tiempo se detuvo a descansar aquí desde hace décadas huyendo quizá del peligroso zafarrancho cristero. Pasamos a desayunar al restaurante “posada Mazamitla” por recomendación de mi sobrina Tania en donde ordenamos unos riquísimos chilaquiles acompañados con una deliciosa crema y un humeante chocolote. El restaurante es pequeño, salpicado de arcos y con un mobiliario rustico pero muy acogedor, el centro de la posada esta adornado con macetas cuyas flores altivas resplandecían por sus colores vivos. Sus paredes sostienen algunos marcos que alojan fotografías mostrando situaciones cotidianas del pueblo y sus habitantes en la década de los veinte. Su techo de tablas sostenido por grandes y gruesas vigas de madera, junto con sus pesadas puertas también de madera rememoran a las grandes haciendas de la época de la Revolución Mexicana. Después del desayuno, nos dirigimos a la plaza principal para observar de cerca la bella iglesia cuya fachada blanca esta incrustada de ventanas en forma de arco y contornos rojos. Cuenta con tres torres rodeadas por diminutas marquesinas rojas que semejan holanes de un vestido típico de gala rematadas por bellas cruces blancas de herrería que hacen recordar la detallada arquitectura oriental. Recorrimos los puestos de artesanías en donde predominan los objetos elaborados con madera, y las tiendas de abarrote en las que se vende cajeta, rompope, queso, crema y chongos zamoranos. De ahí enfilamos a un fraccionamiento de cabañas llamado “los cazos” que según Gustavo estaba a unas cuantas cuadras de donde nos encontrábamos –pronto nos dimos cuenta que esas cuadras eran un “poquito” mas largas y empinadas de lo normal-, para ese momento los nubarrones sobre nuestras cabezas amenazaban con soltarnos el agua que traían almacenada en sus respectivos buches. Después de unos minutos de caminata por una calle empedrada, muy fácil por cierto porque era de bajadita, llegó el momento de hacer frente a la primera subida, aquí fue donde Gladis ya no quiso avanzar ni para delante ni para atrás. Así las cosas, me vi en la necesidad de dejarla y desandar solitariamente lo caminado hasta donde dejamos estacionados los vehículos y poder rescatar así a mi desfallecida esposa. Ya con Gladis sobre cuatro ruedas me di a la tarea de dar alcance a Gustavo, Paula, Tania, Violeta, Toña, Gonzalo y a nuestros hijos Pedro y Alejandra ya bastante aventajados. A la entrada del fraccionamiento nos bajamos del vehículo para acceder a la zona de cabañas, fue aquí donde la montaña nos golpeó con sus colores, olores y sonidos. Conforme se desciende por la empedrada y húmeda vereda empinada se puede observar que los pinos, robles y encinos forman con su follaje un dosel de entre quince y veinte metros de altura que sirve a las ardillas para trasladarse de un árbol a otro por entre sus ramas esbeltas y entretejidas. La tierra cubierta por una gruesa alfombra de hojas muertas acumulada a través de cientos de años sirve de alimento a una nueva generación de árboles que asomando sus tiernas ramas reciben la energía de los escasos rayos del sol que sus progenitores apenas dejan pasar. Las cabañas incrustadas en la montaña están perfectamente esparcidas entre este manojo de gruesos troncos vivos. Es evidente que fueron construidas con el firme propósito de no alterar el ecosistema, conservar el equilibrio aprovechando adecuadamente los pequeños valles y terraplenes naturales del terreno. Solo el sonido de un arrollo rompe el silencio de este bonito paraíso. Todo esto, combinado con la frescura del ambiente, el olor de la montaña y los estupendos jardines ubicados alrededor de las hermosas cabañas hacen pensar en lo afortunado de las personas que tienen el privilegio de habitar bajo este pedazo de cielo desbordado de belleza. En cuanto a diversión es posible escoger entre un paseo a caballo o en cutrimoto, ambos aseguran un recorrido placentero para quienes gustan del ecoturismo. Eran alrededor de las seis de la tarde cundo decidimos abandonar Mazamitla y emprender los 130 km de regreso a Guadalajara, pero no antes de haber comprado tortillas hechas a mano, queso, chorizo y rompope. En el trayecto nos detuvimos en un pueblito de nombre Soyatlan sino mal recuerdo. Aquí compramos unas nieves riquísimas servidas en unos enormes barquillos de galleta que recomendamos ampliamente.

miércoles, agosto 17, 2005

De vacaciones en Guadalajara

Hace algún tiempo ya que no disfrutaba de mi familia materna como en estos días que pasamos en Guadalajara. Ver a todos mis hermanos reunidos fue un regalo que no esperaba recibir. Creo que mis hijos disfrutaron de la compañía de sus tíos y primos como yo lo hice con mis hermanos y sobrinos. Realmente este viaje no estaba programado pero bien valió la pena realizarlo. Fue para mí un placer estar en la casa de cada uno de ellos y que nos hubieran permitido ser parte por un momento de su respectivas familias. Agradecemos el tiempo que nos dedicó cada uno tomando en cuenta que lo hicieron robando tiempo a su descanso y en ocasiones a su trabajo (ellos no estaban de vacaciones). Agradezco en especial a mi hermana Yolanda y a su familia (Juan, Jenny, Rodrigo) que nos acogieron la mayor parte del tiempo ya que es evidente que alteramos durante 15 días su vida cotidiana. Asimismo, aprecio infinitamente el tiempo que mi hermano Gustavo nos dedicó abriendo un valioso hueco dentro de sus múltiples ocupaciones. Disfrutamos igualmente de los guisos y del yogurt de Toña, del pozole de Chepina, de los tamales y capirotada de Adelita, y de las agradables conversaciones nocturnas con Goyo y Chuy.