Este fue el saludo utilizado por los instructores del curso de capacitación que recibí junto con otros 15 colegas en el hotel hayatt de Villahermosa. El tema del curso fue “estadísticas aplicadas al mantenimiento”. Los instructores, de nacionalidad colombiana, conocedores de nuestra percepción tan “relativa” del tiempo en lo concerniente a la puntualidad, nos invitaron a contribuir con una cantidad en efectivo por cada retardo en la llegada inicial y en los recesos. Se acordó fijar este “incentivo” en cien pesos.
-Se nos ha complicado esta “vaina” –mencionó uno de ellos refiriéndose a los cursos en los que con anterioridad habían participado (en pemex).
- Hemos sido testigos de que 15 minuticos de receso se convierten con mucha frecuencia en 30 minuticos –observó con humor pero con el firme propósito de hacernos entender que esto estaba a punto de cambiar.
- Las estadísticas nos sirven para sacar a la luz los problemas con el fin de ayudarnos a tomar decisiones correctas que nos permitan redireccionar nuestros esfuerzos y acercarnos más a nuestros objetivos –sentenció.
Entendimos que durante la semana siguiente nosotros mismos íbamos a ser sujetos de estudio de estas susodichas “estadísticas aplicadas”.
- Pretendemos que este “incentivo” chiquitico nos permita ir p’aelante sin demorarnos mas ná’. Daremos seguimiento a los tiempos de llegada de cada uno de ustedes durante toda la semana con la finalidad de mostrarles lo vano o efectivo de esta medida. Verán que chévere efecto produce un simple “chulito” (marca de retardo) en un gráfico de “distribución de frecuencias”. Así que vengan preparaos. ¡zaz!.
Además del seguimiento cronometrado de la hora de llegada, nos preguntaron la edad y nos hicieron subir a una báscula para conocer con precisión nuestro peso. Las dos colegas mujeres que nos acompañaban en el curso estaban francamente en crisis, horrorizadas por las palabras que acababan de escuchar: ¡puntualidad!, ¡edad!, ¡peso!...por Dios, ¡NO!, parecían pensar con evidente nerviosismo. Definitivamente, la medida fue efectiva ya que al segundo día solo dos colegas llegaron después de la hora fijada (mujer y hombre). El siguiente día solo uno llegó tarde (mujer). Al cuarto día todos estábamos sentados en nuestro lugar 10 minutos antes de la hora. Definitivamente, Las medidas efectivas no siempre son populares, aunque nos dejen una enseñanza.
Cambiando de tema, el miércoles operaron a Lucio hijo. Se lo llevaron al hospital desde el mediodía con fuertes dolores en el abdomen. Resultó ser lo que ya sabía: su vesícula biliar. El jueves lo dieron de alta y ya esta convaleciente en su casa estrenándose sin su pedazo de tripita. Esto me hace recordar que también en casa tenemos un enfermo. Hace algún par de meses Gladis me comentó que notó una pequeña bolita sobre la cabeza de patón. Esta semana, Kory se alarmó por esa misma bola que al parecer continúa creciendo. Escuché decir que lo iban a llevar al veterinario, espero que no sea nada grave.
-Se nos ha complicado esta “vaina” –mencionó uno de ellos refiriéndose a los cursos en los que con anterioridad habían participado (en pemex).
- Hemos sido testigos de que 15 minuticos de receso se convierten con mucha frecuencia en 30 minuticos –observó con humor pero con el firme propósito de hacernos entender que esto estaba a punto de cambiar.
- Las estadísticas nos sirven para sacar a la luz los problemas con el fin de ayudarnos a tomar decisiones correctas que nos permitan redireccionar nuestros esfuerzos y acercarnos más a nuestros objetivos –sentenció.
Entendimos que durante la semana siguiente nosotros mismos íbamos a ser sujetos de estudio de estas susodichas “estadísticas aplicadas”.
- Pretendemos que este “incentivo” chiquitico nos permita ir p’aelante sin demorarnos mas ná’. Daremos seguimiento a los tiempos de llegada de cada uno de ustedes durante toda la semana con la finalidad de mostrarles lo vano o efectivo de esta medida. Verán que chévere efecto produce un simple “chulito” (marca de retardo) en un gráfico de “distribución de frecuencias”. Así que vengan preparaos. ¡zaz!.
Además del seguimiento cronometrado de la hora de llegada, nos preguntaron la edad y nos hicieron subir a una báscula para conocer con precisión nuestro peso. Las dos colegas mujeres que nos acompañaban en el curso estaban francamente en crisis, horrorizadas por las palabras que acababan de escuchar: ¡puntualidad!, ¡edad!, ¡peso!...por Dios, ¡NO!, parecían pensar con evidente nerviosismo. Definitivamente, la medida fue efectiva ya que al segundo día solo dos colegas llegaron después de la hora fijada (mujer y hombre). El siguiente día solo uno llegó tarde (mujer). Al cuarto día todos estábamos sentados en nuestro lugar 10 minutos antes de la hora. Definitivamente, Las medidas efectivas no siempre son populares, aunque nos dejen una enseñanza.
Cambiando de tema, el miércoles operaron a Lucio hijo. Se lo llevaron al hospital desde el mediodía con fuertes dolores en el abdomen. Resultó ser lo que ya sabía: su vesícula biliar. El jueves lo dieron de alta y ya esta convaleciente en su casa estrenándose sin su pedazo de tripita. Esto me hace recordar que también en casa tenemos un enfermo. Hace algún par de meses Gladis me comentó que notó una pequeña bolita sobre la cabeza de patón. Esta semana, Kory se alarmó por esa misma bola que al parecer continúa creciendo. Escuché decir que lo iban a llevar al veterinario, espero que no sea nada grave.
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