Hoy por la mañana Él se levantó de la cama igual que lo había venido haciendo durante los últimos 24 años. Se puso sus pantuflas, se dirigió maquinalmente al baño y se dispuso a reducir la presión de su vejiga. Después se duchó y como tantos otros días se vistió con el uniforme acostumbrado: pantalón kaki, camisa blanca de mangas largas (todo de algodón) y botas industriales. Desayunó rápidamente algo ligero y se cepilló los dientes. Tomó su radio, su cartera, su llavero, su maleta y probablemente se despidió de alguien al momento de cruzar el umbral de la puerta principal. Se subió a su coche, encendió el motor y echó reversa para salir por última vez de aquella casa familiar. No hubo tiempo de despedidas, no hubo adioses ni hasta luegos…solo un infarto fulminante a la 6 p.m. en la soledad de su oficina.
Descansa en paz Mauro Torres.
Descansa en paz Mauro Torres.
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