Ya transcurrieron varios días desde la última vez que escribí algo en este espacio. Han sucedido muchas cosas desde entonces empezando porque mi entorno se anego una vez mas. Las carreteras quedaron tan llenas de hoyos que se hace difícil llegar a tiempo a cualquier parte. Los negocios inician poco a poco a abrir sus puertas después de haber permanecido un buen tiempo alojando todo tipo de animales acuáticos. También como ya es su costumbre, la camioneta esta por enésima vez en el taller para que le alivien su crónica hipocondría. Decir que ya me tiene harto es poco, siempre se destartala cuando mas la necesito. Como pintan las cosas, tendré que sobornar a alguien para que se la lleve lejos de mí. Ale se empeñó en ir a un congreso de contaduría a la UNAM y ya tiene tres días por allá. Yo me acabo de desprender de una tarea que me tenía con dolor de cabeza desde hace como un mes, por consiguiente, ahora me siento livianito y con ganas de emprender cosas nuevas. Por lo pronto me he entretenido viendo a los animales que por la inundación se han visto obligados a huir de sus dominios regulares para aventurarse a deambular por los secos caminos asfaltados. La laguna bellamente renovada recibe la visita de innumerables garzas blancas que llenas de gozo planean y caminan con sus largas patas flacas por entre los juncos en busca de su ración diaria de alimento. Algunos pobladores se aventuran a tirar el anzuelo en sus orillas seguros de encontrar entre sus aguas algún pez atarantado por la abundancia de agua de su otrora raquítica laguna. Muchos tienen suerte y regresan a su casa con la comida del día. Eso si, no hay garantía de que se encuentre libre de cólera. Continua habiendo muchas casas en el agua, sobre todo al sur de Tabasco. El año pasado fue el río Grijalva el que inundo al centro de Villahermosa y sus alrededores. Esta vez toco el turno al caudal del Usumacinta. El próximo año quien sabe cual corriente nos mojara.
Visitas de la última semana
viernes, octubre 31, 2008
viernes, octubre 03, 2008
Tierra mar
Esta última semana ha sido de mucha lluvia. La tierra se hizo pantano, el charco se convirtió en laguna y el arroyo se transformo en río. Volvió el sentimiento de impotencia a reflejarse en la cara de la gente que vive cerca de tierras anegables. A los costados de las carreteras se alzan improvisadas viviendas hechas con lona, lámina o cartón en las que viven hacinadas las personas cuyas casas están ya entre el agua. El trayecto normal a mi trabajo sigue bloqueado por una fuerte corriente lo que me obliga a dar un largo rodeo sorteando innumerables vados. Hubo días en que todas las carreteras que comunican Reforma con Villahermosa llegaron a tener un metro de altura. Se interrumpió el flujo de personal de Villahermosa a los complejos Cactus y Nuevo Pemex y se tuvo que montar un puente aéreo con helicópteros para transportar al personal de guardia necesario para la buena operación de las instalaciones. La inundación empezó el sábado después de una fuerte y prolongada lluvia que azoto desde la tarde del viernes. Apenas ayer jueves dio señales de disminuir. Este año casi se repitió la inundación del año anterior salvo que ahora el agua perdono el centro de Villahermosa. Se esperan lluvias peores para el mes de octubre y hay poco optimismo en que se logre contener el agua del río Grijalva ante el reclamo que hace de su antiguo territorio. El hecho es que no he presenciado lluvias más abundantes como las de estos dos últimos años. Esto refuerza mis temores de que el clima ha cambiado y que los niveles del mar están subiendo a causa del descongelamiento del hielo de los polos. Villahermosa esta a 8 metros sobre el nivel del mar ¿Será que en unas décadas mas nuestra casa tendrá habitantes de aletas y agallas?
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