Ciudad bugambilias es un bonito fraccionamiento construido en la falda norte de una colina del bosque la primavera. Vinimos ayer a este lugar para asistir a la ceremonia en la que Guy contrajo nupcias con Paula. Gladis y Yo hicimos de tripas corazón para salir al frio de la noche y recorrer el largo tramo que separa la casa de Chuy -ubicada al otro extremo de la ciudad- de este sitio. Me había olvidado ya de la complejidad que representa el que muchas personas juntas quieran acicalarse al mismo tiempo utilizando para ello los mismos recursos disponibles. La fila para ducharse era larga, los espejos escaseaban, lo mismo que planchas y secadoras. La casa hervía de febril actividad mientras que el tañer de las campanas de la iglesia de San Onofre nos recordaba que el tiempo continuaba su itinerario. Como era de esperarse llegamos tarde a la ceremonia y el tiempo solo alcanzó para recibir a los novios con pompitas de jabón -hasta entonces caí en la cuenta de la función que debían desempeñar aquellas misteriosas botellitas blancas que recibimos de Violeta ¿o sería de Tania?- Para esta hora el frio ya nos calaba y el viento hacía que las esferas transparentes que soplábamos en dirección a la pareja tomaran derroteros diferentes. Después de la ceremonia nos dirigimos visiblemente ateridos al coche con la intención de seguir a la caravana de invitados hasta el salón donde se llevaría a efecto la cena-baile. Subimos el cerro por la calle bugambilas que serpentea por la falda del cerro hasta llegar a la cima. Vimos leones, osos, jabalíes, renos, ocelotes, leopardos, lobos, tigres, etc., dando nombre a las calles (no eran de verdad claro está) seguramente para recordar continuamente a sus habitantes que su actual vivienda está en lo que hace 20 años era parte de un magnifico bosque. No hay duda, representa un privilegio mirar de noche la ciudad de Guadalajara desde la altura de este cerro. Al ver las miles de luces amarillas titilando allá abajo me pareció estar contemplando un campo lleno de flores de cempasúchil. Me vino también a la mente una escena de la película Macario basada en el cuanto de B. Traven del mismo nombre en la que Macario (Ignacio López Tarso) dialoga con la muerte (Enrique Lucero) en el interior de una obscura gruta -Cacahuamilpa- iluminada únicamente por las flamas temblorosas de miles de velas. La fiesta hizo honor a su nombre con la ayuda de vino, whisky y tequila que pronto transformaron el ambiente frio del recinto en un cálido reservorio. Pronto los invitados se lanzaron a la pista a mover su cuerpecito al ritmo de la bullanguera música de cumbia. A las 3 am tocó el turno del mariachi que abrió su participación con la muy tradicional “son de la negra”. Llegaron también otras tantas tandas de tequila y a partir de aquí solo risas, gritos y mareos. La cama nos recibió a Gladis y a mí hasta las 6 de la mañana.
Visitas de la última semana
domingo, febrero 21, 2010
viernes, febrero 19, 2010
El paseo
Ayer llovió tarde y noche en Guadalajara. Viento y agua nos sorprendieron caminando por el centro de la ciudad con vestimentas no aptas para este rigor de clima. La briza pronto nos entumeció lo que del cuerpo llevábamos descubierto, y el resto, mal abrigado, fue perdiendo calor conforme avanzabamos. Gladis y Yo llegamos al coche con la nariz roja, con los labios algo azulados y expulsando vapor por nariz y boca. Hoy en cambio, amaneció el cielo teñido de azul. Flotan apenas unas cuantas nubes blancas que contrastan con el fondo añil de las alturas. Decidimos ir al tianguis que cada viernes se instala al lado de la casa de Chuy y Adelita. Es un mercado sobre ruedas que fluye a lo largo de una sola calle y que abarca varias cuadras. Nos internamos en sus andadores y nos incorporamos al rio de gente que veíamos fluír sin control en ambas direcciones. A cada paso tropezábamos con carriolas en cuyo interior retazaban bebes abrigados con mamelucos coloridos casi siempre entretenidos con alguna golosina. Otras veces fuimos victimas de atropellamiento por parte de estas mismas carrozas infantiles que las mamás saben utilizar muy bien como herramienta intimidatoria. Pásele! Pásele!, a cinco! a cinco!, Bara! Bara!, Vale diez jefecita!, Vengase amigo a la oferta!, Pruébela madrecita!, Pregunte sin compromiso!, Llévesela regalada amigo!, No vino el que compra vino solo el mirandilla!...
jueves, febrero 18, 2010
Guadalajara Jalisco
Gladis y Yo estamos en Guadalajara. Llegamos la noche del sábado después de 1250 km recorridos. El trayecto lo hicimos en 16 horas. Guadalajara nos recibió con el cielo salpicado de nubarrones. Soplaba un viento leve y fresco, suficiente para dejar entumecidas las extremidades de aquellos acostumbrados a climas húmedos y templados como nosotros. Ya nos esperaba mi hijo Pedro con su nuevo gato Morgan. Mi hermano Chuy y su esposa Adelita nos recibieron amablemente en su casa. Antes de terminar el martes ya habíamos saludado a todos mis hermanos que viven la mayoría de ellos desperdigados a lo largo y ancho del sector libertad. Teníamos más de tres años de no haber puesto pie en Guadalajara. Aquí curse todos mis estudios y volver siempre es agradable solo que cada vez que lo hago encuentro cambios, algunos de ellos buenos, otros no tanto, y los más son neutros. Me saltan al paso los objetos que me regresan al pasado como si se accionara un interruptor interno tan solo con ver el contorno de las formas, el aroma del ambiente o el gusto de la comida. No soy capaz de escribir el estado de ánimo que envuelve a las personas que regresan a su lugar de origen después de largos periodos de ausencia. Creo que la única constante -si es que la hubiera- es el cambio. Nada es igual, todo es parecido.
sábado, febrero 06, 2010
Entre lo moderno y lo rural
Disfruto las madrugadas frescas de Reforma y el aroma que desprenden las hojas de los cocoites que amurallan sus caminos. Me he familiarizado gratamente con la laguna El Limón que ha dado alojamiento –sin otorgar consentimiento– a la colonia Las Garzas, lugar en el que deambulamos diariamente Gladis y Yo. Esta laguna es hogar de cormoranes, tortugas, garzas blancas (ave que dio nombre a la colonia), pejelagartos y no dudo que aún exista uno que otro cocodrilo perdido entre sus remotas orillas –Hace poco más de veinte años fue retirado de esta laguna un cocodrilo de alrededor de 3 metros– Es cotidiano mi paso por la rivera del arroyo de la glorieta El limón –brazo del rio mezcalapa– residencia permanente de iguanas y garrobos. Reforma es una población en donde coexiste aún lo urbano con lo rural. Transitan por sus carreteras lo mismo automóviles que hombres a caballo y cohabitan en sus linderos lo industrial con lo artesanal. Me he acostumbrado a detener el coche para dar paso a un grupo de cachazudas vacas, a una retahíla de garbosos gansos, o a una ruidosa parvada de belicosos guajolotes. En fin, me he habituado tanto a este medio que me atolondran los grandes conglomerados de la ciudad.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)