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jueves, marzo 04, 2010

Percance carretero

Llegamos el martes a las 2 am de Guadalajara. Tardamos 19 horas en hacer el recorrido hasta Reforma, recorrido que deberíamos haber hecho en 16. La razón de esto fue un percance carretero sucedido a las 4 pm en la caseta de la autopista arco norte de San Martín Texmelucan Puebla. Al momento de parar el coche (Gladis iba al volante) para pagar la cuota por el uso de la autopista, un tráiler dio unos empujones a la parte posterior del coche abollando notoriamente la cajuela. Tardé unos segundos en darme cuenta de por qué el coche reparaba de aquella manera tan fea (tenía poco de haber despertado de un sueño de más de una hora). Frena! Frena! Urgía a Gladis aún somnoliento y sin entender lo que pasaba al mismo tiempo que veía como con cada reparo nos acercábamos peligrosamente al coche que teníamos enfrente. No sé en qué momento caí en la cuenta que la fuerza de empuje que experimentábamos venía del exterior, tal vez fue la mirada desesperada de Gladis viendo por el retrovisor que me forzó a voltear la cabeza hacia atrás y ver la inmensa cabina de un tráiler que abarcaba todo el vidrio trasero del coche para darme cuenta cabal de lo sucedido. Después de los intercambios verbales preliminares con el causante del desaguisado y después de que aceptara hacerse responsable del accidente y sus consecuencias, a insistencia suya acepté seguirlo a su base a donde entregaría su carga distante 15 minutos de donde nos encontrábamos. Esperamos a los ajustadores de las aseguradoras durante 2 dilatadas horas en una calle de terracería en medio de una polvareda de antología de esas que sabe regalar tan prolijamente los meses de febrero y marzo. Resulta que los ajustadores no daban con nuestra ubicación. Mientras que hacía esfuerzos por perseguir a la gente para que me dieran santo y seña del lugar en que nos encontrábamos y trasmitirlas a su vez al ajustador, el polvo entraba sin ninguna restricción por ojos, nariz y boca. Eran las 7 pm cuando estábamos cruzando Puebla en un coche que tenía la cola chueca y que a pesar de todo respondió muy bien el resto del trayecto. Después de todo tuvimos la suerte de nuestra parte puesto que el resultado bien pudo haber sido peor.

1 comentario:

pepe dijo...

Hace muchos años que no manejo por ninguna carretera del pais, sin embargo te puedo decir que tratandoce de subir a un estribo y hacerse a un camino, es correr riesgos a cada minuto, que bueno que su percanse no fue un más lamentable y que hayan llegado con bien a su lugar de recidencia y, nos hayan traido de la bella perla tapatia unos exquisitos y deliciosos dulces gracias por tan significante detalle y otros más subenir de la región.....