Niño, nuestro perro boxer murió el jueves. Kory fue la que eligió este extraño nombre para un perro de su raza. Pero tuvo razón. Dentro de ese gran cuerpo esbelto de pelambre corto color miel hubo siempre un corazón de niño. Fue enterrado al lado de su compañero y gran amigo Patón. Su plato de comida luce ahora gris y solitario al lado de su último costal de croquetas. Fue un gran compañero de la familia. Conocido por su gran hiperactividad y fuerza física tenía también un desbordado corazón de melón. Atrás quedó ya su andar cansino, su vista nula, su mundo de resonancia y su pelo cano. Ahora lo veo corriendo ligero en un campo de amapolas y girasoles, deteniéndose a olisquear entre abejas y mariposas los efluvios de roedores y lagartijas (que era algo que disfrutaba), reencontrándose a cada paso con la antigua nitidez de las formas vestidas con sus vivos colores. Ojalá se reencuentre con su amigo Patón. Sabrá reconocerlo al escuchar su grave y aterciopelada voz. Divisará desde lejos sus patotas y orejotas aprovechándose para esto de su vista de lince de reciente adquisición. Adiós amigo Niño.
1 comentario:
Como nos causa pesar la perdida de un fiel amigo canino, que nos hizo de los momentos de soledad su compañia con sus ladridos, como queriendo decir, no estas solo aqui estoy yo como tu mejor amigo y acompñante, si que causa dolor la ida de un animal y su fiel compañia....
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