Hace años, lo que más me interesaba de la lectura era su carácter informativo. Esta característica siempre fue desde mi época de estudiante la herramienta más valiosa. En este sentido, la lectura que buscaba debía cumplir la premisa de servirme de auxiliar en la resolución de problemas y de apoyo para comprender mejor el mundo. Definitivamente esta parte continúa siendo importantísima en mi vida pero hace tiempo que dejó de ser la única. En estos años, la parte de la lectura que más disfruto y que me hace sentir más vivo es la parte expresiva del lenguaje. Claro que importa el contenido pero importa igual el estilo. Lo segundo es lo que mueve las emociones. Va un ejemplo:
“Vuelvo hacia todos lados y miro el Llano.Tanta y tamaña tierra para nada. Se le resbalan a uno los ojos al no encontrar cosas que los detenga. Sólo unas cuantas lagartijas salen a asomar la cabeza por encima de sus agujeros, y luego que sienten la tatema del sol corren a esconderse en la sombrita de una piedra. Pero nosotros, cuando tengamos que trabajar aquí, ¿qué haremos para enfriarnos del sol? Porque a nosotros nos dieron esta costra de tepetate para que la sembráramos.”
El Llano en llamas. Juan Rulfo.
1 comentario:
Pos cre Mario que tu lees los libros que la gran mayoria de los mexicanos no leemos, creo que es 1%de lectores en el pais, por lo que tu representas el .99% de ellos, saludos
Publicar un comentario