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sábado, agosto 25, 2012

Entrada con iPad

Tenía idea que (alguna vez lo intenté sin éxito) no era posible publicar en mi bitácora con la iPad pero me equivoque. Ya lo estoy haciendo. Como que no quiere la cosa, me metí al blog y para mi sorpresa todo fluyó facilito, como si aquello fuera todo cuesta abajo. Todo lo contrario al mundo real en el que he tenido unos días tan atareados que a su termino quedo con el aliento entrecortado y con el cuerpo como si fuera de trapo. Pienso entonces en el insoportable castigo impuesto a Sísifo y mi fatiga queda reducida a un inocente juego de niños. Me viene a la memoria el crucero que paso todos los días camino al trabajo, en el que se agitan niños malabaristas, limpia parabrisas, madres-niñas descalzas con su hijo liado en rebozo y una mano extendida, payasitos vestidos de colores (niños y niñas) con globos en el trasero escondiendo el hambre y el desamparo tras la fatal costra de pintura. Veo todo esto mientras espero la luz verde del semáforo con el clima encendido mientras los de afuera se achicharran los pies en el asfalto en su ir y venir tortuoso entre los relucientes coches con su mano vacía extendida implorando con los ojos una moneda que la mayoría de las veces no llega a materializarse. Que injusta y dura es la vida para aquellos que nada tienen y que no saben incluso si tendrán que comer mañana. Si, me siento cansado, pero mi cansancio tiene la recompensa de proporcionarme un bienestar similar al obteniendo por un maratonista tendido en el césped jadeante y con los brazos en cruz después de haber cruzado la meta. ¡Hay de aquellos que trabajan de sol a sol sin ninguna recompensa!

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