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martes, junio 04, 2013

Aguas

Me gustan los días lluviosos, el aroma de la tierra húmeda y las gotas adheridas a la hierba. Me complace que la lluvia, gota a gota, termine con la arraigada vanidad veraniega del sol. Es bueno ir a paso lento por la calle para que la brisa arranque el calor que uno ha llevado pegado al cuerpo como lapa. La lluvia se parece al jardinero, unas veces limpia y poda, otras veces solo arranca. Por un lado, la lluvia nos toca con su varita mágica de hada buena y nos da prosperidad, por el otro, nos barre con su escoba de brujo malo de Catemaco y nos trae calamidad. Apenas el viernes quería que la lluvia fuera una hoja de papel llena de garabatos para poderla estrujar y botarla a la papelera. Este deseo súbito y ferviente me surgió de improviso a causa del mal rato que me hizo pasar una tormenta en un vuelo México-Villahermosa. Resulta que faltando media hora para tocar tierra, la tripulación nos advirtió a los pasajeros que pasaríamos una pequeña zona de turbulencia. Mala señal -pensé. La pequeña turbulencia pronto se convirtió en un soberbio zangoloteo, como si el aire hasta hace unos minutos quieto, se hubiera convertido en agua y estuviéramos navegando sobre las olas de un mar encabritado. Después de dos intentos de aterrizaje fallidos, y con los pasajeros con el alma desfallecida y vuelta a resucitar, el avión volvió a tomar altura de crucero para enfilar, con su lívido cargamento, a Mérida Yucatán. Los dedos dolían de tomar con fuerza los descansabrazos del asiento, los músculos de las piernas y los brazos permanecían agarrotados, la piel palidecía y los ojos se querían salir de sus órbitas cada vez que el avión caía al vacío como vagón desbocado de montaña rusa. Tratar de ver algo por la ventana a mitad de la tormenta era en vano, la nada se extendía por todas partes. Todos los pasajeros deseábamos al mismo tiempo tener la suerte de remontar la tormenta y ver el color rojo del sol desperdigado en el horizonte. La llegada a Villahermosa estaba programada para las 6:30 pm. Llegamos a las 9 pm besando la tierra como el papa.

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