Visitas de la última semana

lunes, marzo 16, 2009

Los caprichos de pachis

El sábado en la madrugada me despertaron los insistentes arañazos que pachis daba a la puerta de nuestra habitación. Mediante esta señal que tiene muy ensayada nos comunica que se le cuecen las habas por salir a la calle a perseguir bichos rastreros y voladores. Me levanté con mucho trabajo de la cama y me dirigí con una verticalidad vacilante a cumplirle su enconado deseo con tal de que nos permitiera seguir durmiendo. Apenas salí de la recamara me estorbó el paso para obligarme a bajar la mirada y hacerme patente su presencia. Entonces echó carrera como loco hasta detenerse en la puerta que da a la calle. Allí esperó maullando con la cola levantada en espera que lo librara del último obstáculo que le faltaba. Al abrirle la puerta se quedó inmóvil un instante dudando en salir cosa bastante rara en él. Miré hacia adelante para buscar la razón de ese freno intempestivo y no vi nada, absolutamente nada. La razón era que una densa neblina cubría todas las casas de la colonia y la visibilidad se extendía cuando mucho a unos cinco metros de distancia. Aún dentro de este reducido radio todo se veía difuminado; como si el gato y yo hubiéramos sorprendido al creador dando las últimas pinceladas a un alba muchas veces corregida. Por fin pachis se animó a internarse con paso algo vacilante en aquel ambiente blanco y difuso. Pronto se dio cuenta de que ese material blanquecino y opaco no ofrecía ninguna resistencia al cuerpo como lo hacía con la vista y se internó en él seguro de encontrar cosas diferentes. Cuando lo perdí de vista volví a las sabanas a retomar mi sueño interrumpido, muy contento por cierto de haber sido brevemente testigo del trabajo del creador.

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