Por tercera ocasión el coche recibió un golpe por alcance. Esta vez fue machacado por una briosa pickup. El percance sucedió a la mitad del trayecto que diariamente recorro para comer. Mi hambre tuvo que esperar y ceder su espacio al ritual que aplica en estos desafortunados casos. Primero se viene el consabido periodo del estira y afloja con el conductor del otro vehículo para establecer y deslindar responsabilidades. El que acepta la culpa es también el que paga el ominoso e inevitable deducible, así que mucho ojo. Una vez que el otro conductor aceptó la responsabilidad del accidente me di a la tarea de adelantar el procedimiento que, gracias a la mala fortuna de mi coche, conozco a la perfección: buscar la póliza del seguro, buscar el teléfono de la aseguradora para que envíe al ajustador (tengan siempre el celular a la mano), dar santo y seña del lugar del accidente de preferencia con todo tipo de referencias conocidas, dar el número de la póliza, y esperar de 30 minutos a una hora a que llegue el ajustador. Ubiquen la tarjeta de circulación y la licencia puesto que es lo primero que les pedirá el ajustador tan pronto llegue al lugar. Luego viene otra media hora para el llenado de formatos, tomar fotos de las partes colisionadas y señalarlas luego en un croquis. Por último (y solo si el automóvil está en condiciones de rodar) queda a criterio de los afectados elegir el día en que se meterá al taller y la resignación de quedarse sin vehículo cuando menos una semana.
1 comentario:
Que pena por vos y tu auto, Mario lo bueno que tu sale ileso y es lo que de verdad importa, los tramites con los seguros, de seguros que son tediosos y rutinario y si te amilanas te comen el madado tanto el que pega como los ajustadores, esos ajustan todo a su mera conviniencia, pos que bueno que los infortunios te han dado la sabiduria y la experincia en estos casos y que buena la lección para nosotros y se te agradecen los comentarios, pos pa saber por donde atorarle a una de esta bronquitas....
Publicar un comentario