Aumenté la graduación a mis lentes. Ya leer se me hacía bastante tortuoso. Lo que no veía borroso lo veía doble. En estos casos de poco sirve aumentarle de tamaño al texto cuando el culpable es la patina que el tiempo ha dejado a estos ojos. Me queda la satisfacción de poder aún arreglármelas sin lentes para hacer todo lo demás. Una de estas cosas es, por ejemplo, disfrutar la floración anual del macuilis que por esta época se desboca pintando de lila el tapiz de hojas verdes que el trópico tiene de sobra. El calor ya tiene rato haciendo estragos sobre las testas de los que nos animamos a caminamos a cielo abierto. El sol nos sofoca aunque caminemos poco y lo hagamos de prisa. Hoy la tarde se cubrió un rato con un manto de nubes plomizas que se interpusieron felizmente entre el sol y nosotros aunque el viento pronto se las llevó a hacer agua a otra parte. Lástima. Este fin de semana la alberca ha sido como un oasis en el desierto para muchos. La gente llega boqueando y con taquicardia para apagarse el fuego interno que amenaza con secarlos y dejarlos tan duros y cuarteados como monitos de barro de Tonalá. Después que las personas permanecen un rato sumergidas en el agua, sus mejillas antes encendidas de carmín adquieren con la hidratación una palidez de cera.
1 comentario:
Estamos en plena temporada de la floración de muchas plantas y el tropico de pinta de grades matices y la vegetación se torna exquisita, la vista se recrea y lo sonitos de los pajaros no dan en su notas la alegria de la primavera, cuanto tdo revive, revivimos nosotros, aunque el calor nos de bochornos y sudemos de manera copiosa, Saludos Mario que estes bien, desde un rinconsito del Norte de Chiapas....
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