Gladis ha descubierto poco a poco que la iPad tiene un mundo de posibilidades. Se ha estado divirtiendo de lo más bonito con twitter y facebook. Es una Alicia en el país de las maravillas en que cada puerta que abre la sumerge en un nuevo espacio de fantasía en donde lo mismo se puede encontrar con la retórica de un conejo con chistera que con el fuego cruzado que muy gustosos se lanzan ladrones y policías. Ni ella ni yo nos hubiéramos imaginado cuando jóvenes que siendo más aventajados de edad (por no decir otra cosa) estaríamos siendo testigos de lo que en aquel tiempo veíamos solo en películas futuristas. En aquella época era una remotísima ciencia ficción poderse comunicar en tiempo real con imagen y voz al mismo tiempo con otra persona. Esta magia la hacía posible solo la televisión y únicamente sirviéndose de un buen amasijo de recursos: humanos y tecnológicos. Las personas que por alguna necesidad superior tenían que estar fuera de su estado o de su país en aquella época, contaban únicamente con tres míseros medios de comunicación. Estos eran por orden de economía (y por orden de dificultad): la carta, el telegrama y el teléfono. En aquellos remotos tiempo tener noticias de las personas ausentes les llevaba a los interesados desde unas pocas semanas hasta unos cuantos meses, y si el ausente era un hijo desobediente tenían noticias de él solo cuando se casaba, cuando tenía hijos o cuando se moría. En aquellos austeros tiempos cuando los medios de comunicación eran bien pocos, y los que había, requerían de la persona necesitada harto trabajo o de algunos pesos de por medio (que en aquellos años si valían), las noticias llegaban (o salían) claro está, muy a cuenta gotas. Antes, los medios de comunicación tenían pocos adeptos, y además de ser pocos, eran difíciles y caros. Por consiguiente, la información tenía que ser de calidad. Hoy, estos medios se han multiplicado, y por ser fáciles y económicos sus adeptos se cuentan por millones. Pero la información que sale de ellos sobresale por su vacuidad y por sus defectos. Ahora, Gladis acaba de descubrir la maravillosa aplicación FaceTime en su iPad y ya nadie la puede parar.
1 comentario:
Je je je tu narrativa me recuerda las peliculas de nuestro querido héroe nacional el ¨Santo¨, en aquellos días en sus cintas ya se hablaba por telefonos movil desde un reloj de pulsera; por ello ahora tambien somos una aldea en este mundo de la comunicaciones, saludos Mauro y saludos a Doñ{a Gladis LA SEÑORA CIBERNAUTA modernisísisisisima
Publicar un comentario