Otra vez nos cambiamos de casa. Dejamos atrás el departamento de Nueva Imagen y llegamos con nuestros triques y osamenta a nuestra antigua casa del Fraccionamiento Lagunas. Regresamos después de doce años de ausencia. En aquel tiempo Kory estudiaba el bachillerato en la escuela Gregorio Mendez mientras Pedro y Alejandra hacían lo propio en la primaria del colegio Scout. Esta casa fue la que conoció mi padre cuando vino de visita a Villahermosa. Llegó solo, puesto que mi madre había fallecido poco menos de tres años antes. Hace doce años salimos de esta casa los todavía seis integrantes de la familia (cinco homínidos y un canino llamado Niño). Ahora regresamos solo cuatro (tres homínidos y un canino llamado Dobby). Niño se quedó en el camino para transformarse en pasto lo mismo que su inseparable e intimo amigo Patón. Ahora ambos son ríspido follaje o quizás suaves pétalos. Como quiera que sea, seguirán estando juntos. Pedro y Kory recibieron el llamado del destino, esa fuerza invisible que sin darnos cuenta nos impulsa con vehemencia a buscar nuevos horizontes que sean propios. Pedro esta buscando los suyos en Guadalajara y Kory ha encontrados algunos en Villahermosa. Alejandra esta con nosotros estudiando su maestría mientras que Dobby anda todavía en plan de reconocimiento de su nueva casa. Gladis y el que escribe continuamos en periodo de aclimatamiento buscando entre las cajas cada vez que necesitamos algo que de antemano sabemos que esta adentro de alguna de ellas. Me reconforta pensar que llegará el día en que habrá orden en el caos que existe en esta casa.
1 comentario:
Cambiar de casa es una labor titanica, cuando empiezan a salir las cosas un camion de la mudanza no da para meter tantas cosas que van saliendo poco a poco, siempre es así, pero bueno la necesidad apremia y es por ello que hay que hacer los cambios, me toco a mi cuando trabaje en el Banco, si se que es cambiar de casa, saludos Mario
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