Son las 11:30 am y todo sereno. Se apagó la música y terminó el ruido cohetero. Solo se escucha el ronroneo ocasional del transporte colectivo ¿Habrá usuarios? Lo dudo. He visto pasar a muy pocas personas por la calle. Dobby esta sobre el respaldo del sofá mirando atento la calle a través de la ventana. Es su posición favorita. Después de los sustos que ha pasado con la tronadera de estos días se preguntará porque hoy habrá tanto silencio. Ha estado taciturno por la ausencia de Ale y su pesadumbre se recrudece en la noche cuando la busca en su habitación y no la encuentra. Buena parte del día se olvida de ella porque Gladis y Pedro lo achechan igual. Además tiene su ventana para entretenerse. Pasamos el último día del año en casa de Kory y Alejandro. Gladis preparó para la ocasión lomo de cerdo horneado y puré de papas. Rina y Dobby se encontraron. En estos encuentros, el carácter frenético de Rina y su mayor tamaño dejan siempre a Dobby al borde del infarto. Los vecinos están empezando a dar señales de vida con renovadas energías después de haber dado cuenta del recalentado. La algarabía de los niños va en aumento. La vida y el nuevo año se presentan, se reconocen y se ponen al día. Como en los cuentos de Canterbury, en breve emprenderán juntos el viaje de 365 días que los llevara, con 12 escalas pero sin descanso, hasta la frontera del 2014. Entonces, habrá cambios de estafeta y el ciclo reiniciará.
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