Qué perezoso día
que no quiere marcharse
hoy a su hora.
El sol,
ya tras la línea lúcida
del horizonte,
tira de él,
lo reclama.
Pero
los pájaros lo enredan
con su canto
en las ramas más altas,
y una brisa contraria
sostiene en vilo el polvo
dorado de su luz
sobre nosotros.
Sale la luna y sigue siendo el día.
La luz que era de oro ahora es de plata.
«Mientras leía este poema de Ángel González recordé con mucho afecto a mi querido suegro Don Lucio Burelo. Para comprender el motivo que me trajo su recuerdo interpreten por favor las metáforas siguientes:
Día = vida
Noche = muerte
Sol = Jehová
Pájaros = las personas que lo queríamos
Brisa contraria = su deseo de permanecer con nosotros
Luna = vida eterna (el paraíso)
¿Para que mas palabra?»
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