Pedro llegó hoy por la mañana. Tan pronto pisó home agarró calle acompañado por Gladis y Alejandra. Pasaron a ver un rato a su sobrino Alex y enfilaron después con rumbo a Reforma para visitar a su Abuelita Maty. Estuvieron de regreso como a las ocho de la noche, hora en la que por fin pude verlo. Cenamos juntos unas estupendas enchiladas bañadas con un rico mole que su abuelita le preparó. Gladis llegó quejándose amargamente del tráfico lento de Villahermosa. Desde hace como un año los embotellamientos viales en la ciudad han ido creciendo hasta convertirse en eficientes generadores de migraña. Parece que el gobierno de la ciudad inició simultáneamente todas las obras pendientes con el propósito propagandístico de mostrarnos lo cumplidores que son. Acción muy explicable y lógica si tenemos en cuenta nuestra natural inclinación de poner en duda todo lo que el gobierno y los medios de comunicación nos informan. Las obras de construcción que el gobierno lleva a cabo, combinadas con los abundantes encharcamientos que las lluvias han dejado, las reducidas y serpenteantes calles llenas de baches, el exceso de vehículos circulantes, la pírrica educación vial de los conductores y una infinidad de cafres al volante entrenados en las pistas de carreras virtuales de xbox, hacen que circular en la ciudad en horas pico sea un tormento comparable a la quemazón de pies de nuestro venerable antepasado azteca Cuauhtémoc. Ni que decir cuando todo lo anterior se conjugo con el "buen fin"; durante esta calamidad me dieron ganas de dejar el coche botado en medio de la calle y terminar mi trayecto faltante a paso redoblado.
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