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sábado, julio 09, 2005

Médico deshonesto

Hace como 20 días cuando Gladis y yo nos dirigíamos a Villahermosa por nuestros hijos, me preguntó: ¿Sabes tu lo que es el virus del papiloma humano?. Después de meditar un momento le respondí que era algo relacionado con el cáncer o algo así. A continuación me soltó la noticia de que su último resultado de papanicolao traía el diagnóstico de “posible virus del papiloma humano” junto con la recomendación de realizarse un estudio más detallado. Ahí terminó mi tranquilidad y se convirtió conforme pasaban los días de una leve preocupación a un estado franco de angustia. Al siguiente día Gladis mostró el diagnóstico a su ginecólogo –de pemex- informándole que esta era una enfermedad incurable que se adquiere únicamente por contacto sexual y le recomendaba que no tomara “acciones precipitadas” antes de conocer el resultado del estudio que ahí mismo le aconsejaban se hiciera. Inmediatamente Gladis me llamó al trabajo para darme la noticia de la relación directa que dicho virus tenía con las relaciones sexuales, pero más que nada intuí que lo que necesitaba era apoyo moral por la angustia que la consumía. Le recomendé –sin éxito- que no tomara tan en serio ese diagnóstico, le aseguré que de mi parte no tenía absolutamente nada de que preocuparse. Pero eso de nada sirvió, me pidió que le sacara de Internet toda la información que pudiera. También se acercó a todo tipo de revistas que pudieran hablar sobre el tema. Todo se conjugó para que su angustia –y por consiguiente la mía- fuera en aumento comenzando por no poder acudir a un ginecólogo por que en esos días le llegó su menstruación. Anteriormente a ninguno de nosotros nos había interesado ese tema por considerarlo muy “alejado”, pero ahora en cambio Gladis se lo encontraba en el radio, en el periódico, en la televisión, en fin, le salía al paso cada día y cada rato. Por lo general, cuando uno tiene una preocupación que lo atormenta, es posible liberar un poco de presión comunicándola a las personas allegadas, pero como es de suponer, en estos casos es mucho más difícil acudir a ese tipo de recurso aún con familiares muy cercanos. Acordamos Gladis y yo no comunicar a nadie este asunto hasta no estar totalmente seguros de que el diagnóstico fuera positivo y estuviera totalmente confirmado. Esta de sobra decir que nada de lo que yo hiciera o dijera podía tranquilizar a Gladis. Hace una semana se dieron las condiciones para visitar al ginecólogo. Gladis se aseguró que fuera uno de los mejores ya que al entrar a su consultorio se podía observar un número considerable de diplomas y constancias de estudio de las mejores universidades nacionales y extranjeras –además del costo-. Al ver el resultado del papanicolao que nos había traído de cabeza los últimos 15 días, inmediatamente nos dijo: no deberían preocuparse por lo que dice aquí, este resultado se contradice él mismo ya que empieza diciendo que usted no tiene nada y termina diciendo lo que a usted le esta preocupando. Además, me han llegado muchas pacientes de este mismo médico y créame Doña Gladis, usted ha sido una de las más afortunadas en cuanto al “diagnóstico” recibido. Después de la revisión del especialista, el resultado fue un contundente diagnóstico: Usted está totalmente sana Doña Gladis y puede estar totalmente segura de eso.
Las personas por lo general confiábamos en la integridad de los médicos. Estos, junto con los sacerdotes, eran anteriormente las personas más respetadas por su honorabilidad y buen juicio. Ahora esto ha cambiando. Las noticias van y vienen con historias de médicos deshonestos como este y sacerdotes pederastas y manipuladores.
No nos queda claro cual fue el trasfondo retorcido oculto en este diagnóstico erróneo hecho a todas luces a “propósito”. Gladis conjetura que fue con el afán de que se hiciera ahí mismo el estudio que le “recomendaban”. Lo único seguro es que fue puro terrorismo, digno de una mente burda y retorcida a la altura de sujetos tales como el mocha orejas.

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