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lunes, junio 27, 2005

Los dioses deben estar locos

Este es el nombre de una película que he visto cuando menos 5 veces y siempre la disfruto como si fuera la primera vez. Es una comedia de bajo presupuesto con un argumento muy sencillo pero con un guión muy ingenioso. Es una película que relata cuatro historias que se desarrollan en algún lugar del continente africano y que finalmente se entrelazan. La historia que más llamó mi atención es la de un hombre bosquimano que se quiere deshacer de una botella de coca-cola que calló del cielo –un piloto descuidado la lanzó de una avioneta-
Este hombre esta convencido que los dioses estaban distraídos al enviarles esa cosa maligna que tanto daño causo en su aldea y decide llegar hasta “el fin del mundo” para regresarla y evitar que vuelva a caer en manos humanas. En su búsqueda del fin del mundo entra en contacto con la civilización y sus habitantes, desencadenándose una serie de situaciones chuscas originadas por el choque de culturas.

Este recurso –el choque de culturas como elemento de comedia- esta empezando a explotarse en la TV Mexicana con bastante éxito. Eugenio Derbez convirtió en reportero a Sammy un homo erectus cuyo lenguaje corresponde a un niño de 5 años. Facundo hizo otro tanto con Changoleón un indigente alcohólico y Omar Chaparro tiene a Tiburcio, un joven con genes recesivos de neandertal. Cada uno de ellos desempeñando el papel de bosquimano con mención honorífica.

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