Visitas de la última semana

jueves, junio 09, 2005

Los estragos del tiempo

He sido testigo silencioso del impacto lento pero gradual que el paso del tiempo ha dejado en mi vista. Este proceso inició aproximadamente a los 40 años (hace 6 años atrás). Aunque en esta primera etapa solo utilicé lentes cuando leía letras pequeñas y de noche –de día no tenía problema-, últimamente he notado que se está iniciando una segunda etapa en la que he necesitado usar lentes de día y peor aún, para leer letras de mayor tamaño –las letras pequeñas ya no las distingo sin lentes ni de noche ni de día-. Ahora por ejemplo, ya no tengo ninguna posibilidad de leer las indicaciones que vienen en las cajas de los medicamentos, no puedo usar ya más los diccionarios pequeños, o aún los libros con letras de tamaño normal en lugares mal iluminados. Este proceso de deterioro biológico ha venido acompañado de un mayor agotamiento físico que he tenido que combatir con vitaminas, complementos alimenticios y algo de ejercicio. Sin embargo, este proceso de deterioro no es nada si lo comparo con aquél por el que esta pasando Gladis. Ella usa lentes en forma permanente con una graduación de +2 para ver de lejos y +4 para leer. Sus frecuentes viajes a Villahermosa la van agotando gradualmente llegando al fin de semana con una acumulación de estrés que en ocasiones la rebasa, poniéndola de un humor bastante “negrito” que a todos nos repele. Otra parte de mi cuerpo que ha venido resintiendo el paso del tiempo es mi estomago. Antes comía lo que se me ponía enfrente, de día o de noche, sin producirme ninguna clase de malestar. Era frecuente la exclamación de Gladis -¡Tienes un estomago de piedra!- cuando me veía comer en gran cantidad, con mucha variedad y en cualquier lugar. Ahora ya no puedo hacer eso, mi estomago ya no digiere igual, le causan problemas el ajo, el melón, los frijoles, las grasas –tengo como muchos mexicanos valores altos de triglicéridos y colesterol- y cada vez la lista crece más y más. Para disminuir los efectos que produce mi estomago perezoso y reducir también los niveles altos de triglicéridos, colesterol y estrés he tratado de imponerme la rutina de leer algo, escribir algo, caminar algo además de comer menos, fumar menos y enojarme menos.

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