Visitas de la última semana

viernes, abril 18, 2008

La oxidación.

Estoy sufriendo aceleradamente los estragos degenerativos de la edad. Todos mis sentidos han ido perdiendo vitalidad, particularmente la vista. Los lentes han ido convirtiéndose poco a poco en artículo de primerísima necesidad. Se me hace ya muy complicado distinguir letras en ambientes mal iluminados. Por más que ubico el texto en distintas posiciones, ángulos o distancias, la maquinaria ocular no logra embonar los engranajes que hacen que el telón de la visión se levante. Es entonces que mi mano vuela afanosa a la bolsa de la camisa a buscar las imprescindibles gafas para ayudar a la herrumbrada maquinaria de los ojos a que retome el buen camino. Ni modo, todo se oxida y los resortes de las células no son la excepción.

No hay comentarios.: