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viernes, diciembre 19, 2008

El ajedrez

Fue a finales de los 60’s (¿o principio de los 70’s?) cuando me interesé por este juego de estrategia y ejercicio neuronal. En aquella época de agitación ideológica (la guerra fría, la conquista espacial, el espionaje y el contraespionaje estaban en su apogeo) se reunían con bastante frecuencia los González y los Conchas a ejercitar el agradable arte de la ya casi olvidada convivencia familiar. El lugar de las reuniones no era un antro, tampoco un club de membresía, mucho menos un estadio atestado de bullicio, no, nada de eso. Las tertulias se hacían en la casa de ellos o en la casa de nosotros. Nunca fueron planeadas. Empezaban con uno o dos pares de individuos ante un tablero de ajedrez al que se sumaban luego algún trovador voluntarioso con una guitarra acústica y zalamera o algún bohemio con una o dos botellas con agüita que ataranta. El objetivo en las partidas de ajedrez era mantenerse ante el tablero el mayor tiempo posible. Al perdedor lo sustituía inmediatamente otro jugador y el ganador permanecía en su trono regodeándose de sus victorias hasta que otro, más ducho o menos cansado, lo despachaba. El perdedor siempre buscaba acomodo en la siempre jubilosa trova que se hacía llamar los tres tristes cuajináis, o en algún acalorado grupo conversador que le hiciera olvidar pronto su aplastante y sufrida derrota anterior. De esta forma se daba el tiempo para resanar su orgullo maltrecho mientras esperaba pacientemente el próximo juego y muy probablemente también su siguiente descalabro. Cuanto mas desciendo en la caverna de mis recuerdos mejor se perfilan los nombres (aunque ligeramente empolvados por el tiempo) de algunos de aquellos entrañables personajes y primos a la vez: Lencho, David, José, Lolo. Hay más, solo que el resto de los nombres han sido borrados de mi antiguo y poco transitado archivo general, victimados por la humedad, el calor del trópico y la poca ventilación. Archivo que por otro lado se ha venido deteriorando lentamente con el tiempo como si hubiera sido impreso en cinta celuloide y guardado en el interior de un boyante termitero. Nos dejamos de ver hace más de 30 años debido a los trajinares naturales de la vida. Ellos salieron de Guadalajara después de terminados sus estudios y cada uno siguió su propio derrotero. Ahora andamos desbalagados a todo lo largo y ancho del país con muy pocas posibilidades de encuentro pero siempre unidos por aquel maravilloso pasado común. No cabe duda que aquella época dejó sembrado en mí la semilla de la introspección y me llevó con los años a convertirme en un ser felizmente monosilábico. Vinieron a mi los recuerdos de aquellos años por la triste noticia del fallecimiento de mi tío Félix padre de David. Toña me comunicó hace apenas unos días el lamentable suceso y me uno a la pena que embarga a mis primos. Lanzo a todos ellos un afectuoso saludo a través de la red con la misma secreta esperanza con que Mario Benedetti lanzó su botella al mar y cuyos versos aquí les dejo:

Pongo estos seis versos en mi botella al mar
con el secreto designio de que algún día
llegue a una playa casi desierta
y un niño la encuentre y la destape
y en lugar de versos extraiga piedritas
y socorros y alertas y caracoles.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Mario:
es grato para mi leer tus comentarios, y saber que permanezco en tu memoria a travez del paso del tiempo, y si tambien recuerdo con nostalgia aquellos momentos en que me encontraba esperando la "reta" en el ajedrez, aunque acepto que nunca fui bueno en eso...
Lo que me gustaba mas que nada era la manera tan acogedora y familiar en que se nos recibia en tu casa...y esos domingos en que nos despediamos con un "aun hay mas" de Raul Velazco...

Anónimo dijo...

En nombre de la familia Gonzalez Jimenez, agradesco el apoyo moral y las condolencias recibidas ahora con el deceso de mi papá,especialmente el de Toña, de no ser por ella no estuviera haciendo este comentario, ni me hubiera puesto en contacto contigo...
"muchas gracias por todo Toña"...y estamos en contacto ok?...

"LA VIDA NOS OFRECE OBSTACULOS APARENTEMENTE DIFICILES, PERO CUANDO LOS SUPERAMOS, NOS ABRE PUERTAS MARAVILLOZAS"...