Hoy en la noche es la fiesta de Kory. Ayer llegaron Pedro y Aranza ya muy avanzada la noche. A Gladis se le iluminaron los ojos como faros cuando vio los dulces de guayaba con relleno de cajeta que Toña le envió. Pronto salió a relucir el cuchillo (seguro sorprendido de que alguien lo arrancara de su gaveta a tan altas horas de la noche) para cortar gordas rodajas de dulce y apaciguar un poco los brillantes ojos de Gladis. En días como este todo es ajetreo. La cabeza por artes desconocidas se desconecta del cuerpo y ambos marchan por su lado como verdaderas mulas tozudas. La camioneta como ya es su costumbre continúa con sus ilimitados achaques. Ya tiene cerca de un mes en el taller victima de su edad y su mala suerte. El taller que la agencia tiene por acá es un verdadero fiasco y sus atentos trabajadores asumen que los clientes no necesitan sus carros. Así las cosas, Gladis se vio en la necesidad de aceptar ayer el ofrecimiento que le hizo la vecina de prestarle su camioneta para que saliera de apuros en estos días de auténtica necesidad. Pedro salió con Ale y Aranza por unas amigas de Kory que vienen del DF y apenas 15 minutos después de su salida llamó para comunicarle a su mamá que se le poncho una llanta. Gladis olvidó el teléfono en el coche y no puede recibir ni hacer las llamadas a las que esta acostumbrada (cada media hora) más aquellas que se pudieran ofrecer en un día tan azaroso como este. Todo camina a marchas forzadas como si manos de diablillos traviesos escondieran las cosas necesarias o sembraran otras innecesarias para que uno con las prisas se tope con ellas.
Ayer me vi en la necesidad de abandonar la escritura de este texto a fin de salir a buscar un par de llantas al coche. Luego me dirigí al talachero para que las cambiara porque ya estaban de dar lástima.. Por esta razón publico asta ahora lo que ayer de carrera escribí.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario