Hemos tenido algunas lluvias esporádicas que nos han traído briza fresca. Me gusta la primera lluvia del año por el aroma particular que la tierra desprende después de absorbidas las primeras gotas de agua. Estoy seguro que el gusto por las primeras lluvias no es solo mío. En la colonia por ejemplo, las aves llenan de algarabía las mañanas y las tardes. Las calandrias saturan el ambiente con sus complejos trinos y se divierten de lo lindo con el jueguito de imitar el canto de otras aves. A Paco, nuestro perico, la lluvia le produce ataques de esquizofrenia. En medio de la lluvia se desata lanzando peroratas compulsivas al viento como lo hacen los políticos en sus campañas de frente a sus distraídos seguidores. Al que no calienta ni el sol es al pobre de Pachis. Todo un Don Quijote. Además de tasajeado, ahora anda renco, producto de sus disputas callejeras nocturnas con sus congéneres, todo por salvaguardar el honor de su amada Dulcinea. Le pegó el amor con un tubo de 3 pulgadas. Llegó al grado de enseñar a su princesa la forma de entrar a la casa para que comiera de su comida y bebiera de su agua, acción que hizo a Gladis poner el grito en el cielo. Me dijo Gladis indignada hace unos días “habías de ver que gata tan fea mete Pachis a comer a la casa”. Ni modo, hay que tratar bien al invitado de un miembro de la familia.
1 comentario:
No se porque me suena comun ese adjetivo del Pachis y la manera de comportarse tambien es conocido para mi,obvio sin que conozca al gatuno intrevido y desvergonzado de introducir a casa de mi hermana a una dama tan fea, creo que debe de ser mal de familia y, por lo de Pachis, mote de mi hermano Martin y comportamiento sililar es por ello que creo conocer al gatito enamorado, pue no le va quedar de otra a Gladis que comprar más del acostunbrado alimento para el pachis y que vaya preparando los arreglos oara las nupcias...
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