Después de dos semanas de aridez y sudoraciones el cielo nos obsequió dos atardeceres lluviosos: la de ayer y la de hoy. Dormí bien, y por lo que sé, Gladis también. Hace días que no dormíamos tan rico y con la soltura con que lo hicimos Ayer. Gladis había estado melancólica y ceñuda por la salud amenazada de su Papá. El viernes su optimismo mejoró gracias al resultado de una segunda tanda de estudios. Su mejor ánimo le hizo hoy asilar a una cría de pájaro carpintero que encontró tirada en la calle a punto de ser victimada por las prácticas de caza de un avezado minino. No sabemos lo que sirve de alimento a estos curiosos picadores de madera, pero conociendo su particular hábito de hoyar troncos con su pico, suponemos que lo hace con algún fin gastronómico. Por lo pronto le arrimó una bola de maza por la que no hizo el menor caso. Veremos como evoluciona este asilado de pico y pluma.
1 comentario:
Mi padre cuenta que cuando la selva era abudante se veia por todos los lugares los carpinteros y en efecto pica el tallo del arbol y el observo que pega la oreja al tronco con tal de escuchar si algo adendro se mueve y si es asi pica con má fuerza y más rapido con tal de ganar una presa que esta dentro del corazon del arbol, ahora en el asilo por una mano altruista a ver si puede sobrevivir
Publicar un comentario