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jueves, noviembre 22, 2012

Dos tareas a la vez

Hace tiempo mi hija Alejandra me reconvenía por no poder ejecutar dos tareas a la vez. Me argumentaba que es del dominio publico que las mujeres son capaces de hacer esto y más. Si bien es cierto que cualquier persona puede hacerlo, también es cierto que la mayoría de las veces no hace bien ni una ni otra. Hace unos días me topé con un tipico ejemplo que contradice dicha aseveración. El hecho fue como sigue. Me encontraba estacionado en un cruce de calles esperando la luz verde del semáforo. De pronto escuché el conocido ruido que las llantas hacen sobre el asfalto cuando se oprime el freno rápido y a fondo. Fue entonces que vi sobre la banqueta de la calle perpendicular a mi trayectoria a una mujer como de 20 años con su mano izquierda sosteniendo el celular en su oído y la derecha levantada en señal de alto. Estaba parada a la mitad del primero de los dos carriles de la calle y muy cerca de la defensa de la camioneta que segundos antes había quemado llanta. Sin dejar de hablar por teléfono avanzó unos pasos con la intención de cruzar el segundo carril que le faltaba y por el que circulaban sin restricción los autos. La camioneta seguía sin poder avanzar, la mujer seguía hablando por teléfono con la mano derecha levantada, y sobre el segundo carril continuaban circulando carros. Intrépidamente, y sin interrumpir su conversación telefónica ni un momento, se lanzó a la conquista del segundo carril con la mano derecha levantada confiando ciegamente en el salvoconducto que le otorgaba su calidad de peatón y de mujer (por aquello de poder caminar y hablar por teléfono a la vez). Escuché más chirriar de llantas, voces y gritos. Ella, sin perder el garbo y la gracia, llegó a la banqueta contraria con una risita dibujada en los labios producto más de la conversación telefónica que del nerviosismo por haber estado tan cerquita a la muerte. El semáforo cambió de luz permitiendome seguir y ella continuó hablando por teléfono como si nada. Es cierto que no cualquiera tiene por costumbre hacer dos cosas a la vez. Solo lo hacen de este modo los que tienen muy desarrollada la cualidad de ser atrabancados por no decir otra cosa.

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