Un cirio sobre un candelabro de barro negro, un ramo de flores de cempasúchil dentro de un florero de vidrio multicolor, una media docena de calaberetias de azúcar adornadas con merengue de colores, varias frutas de la estación en una canasta, pan de muerto en una cazuela de cerámica, incienso y una docena de rezos. Esta, es una ofrenda preparada para el reencuentro con las almas de mis amigos y familiares muertos que según la tradición vienen a compartirla con nosotros al final de este día de los fieles difuntos. Hay además un refresco embotellado, una imagen de san Judas Tadeo, una baraja y música de Demis Roussos para mi alma difunta favorita.
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