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sábado, diciembre 03, 2005

La pugna histórica del ser humano

Las confrontaciones mayores entre los seres humanos han sido promovidas y justificadas por el reparto históricamente desigual que se tiene de la riqueza. A través de la historia de la humanidad, se han distinguido tres “clases de seres humanos” y que se identifican por la cantidad de riqueza que poseen. Esta la “clase alta” compuesta de personas que tienen riqueza de “sobra” para vivir con mucha comodidad por varias generaciones -si la tierra tuviera la forma de pirámide, la clase alta viviría en la punta-. Esta la “clase media” compuesta por personas con la riqueza “apenas” suficiente para vivir cómodamente “al día” –esta clase de personas vivirían en la parte media de la pirámide-. Por último esta la “clase baja” compuesta por la mayor parte de la población y que apenas tiene para “mal comer” –esta clase de personas vivirían en la base de la pirámide-. Para distinguir los límites entre estas tres clases de personas pongo como ejemplo un hotel turístico cualquiera. Los dueños del hotel serían la clase alta, los clientes que se hospedan en él serían las personas de clase media y las personas que trabajan en él serían la clase baja –meseras, jardineros, cocineros, afanadores, dependientes, cantineros, seguido de un largo etcétera-. Claro, estos límites son un poco mas complejos y diversos en la realidad, pero como ejemplo sirve. Llega el día en que las personas de clase media “convencen” a la clase baja para “tumbar” entre ambos a la clase alta –con la promesa de repartirse luego el botín-y así nace la “revolución”. Después de que el polvo de la revolución se asienta y los ríos desbordados toman otra vez su cause, los lideres de la revolución -parte de la clase media- ocupan la cúspide de la pirámide y la otra parte de la clase media –la que se quedó bailando- ve este hecho con “rabia” en contraste con la clase baja que ve este mismo hecho con impotencia y a veces hasta con indiferencia. Después del remolino de la revolución, el viento reacomoda a algunas personas pero nunca desaparece a las “clases”. Lo máximo que ha hecho una revolución es establecer un flujo transitorio de personas –muy pequeño por cierto- hacia arriba de la pirámide: las de arriba desaparecen y son reemplazadas por algunos de la mitad. Los de abajo quedan siempre en el mismo estado –aunque en menor cantidad-. Mientras las personas de la base entierran a sus muertos –mártires de la revolución- y los disidentes de la clase media “reformulan estrategias” para eliminar en el futuro a la nueva clase alta establecida, hay décadas de “calma” posrevolucionaria. Lugo, el proceso se repite, y así por los siglos de los siglos. Las personas de la punta y de la base de esta pirámide han “creado” cada uno su “ideología y lenguaje” para referirse despectivamente al otro y ganar a la vez adeptos a su causa: ricos y pobres, entreguistas y nacionalistas, conservadores y progresistas, dictatoriales y liberales, aperturistas y estatistas, derechistas e izquierdistas, burgueses y proletarios, tecnólogos y naturalistas, neoliberales y populistas, imperialistas y sumisionistas, etc. Algunos políticos, están actualmente reciclando estas ideologías decimonónicas que en el pasado remarcaron este divisionismo interno y encendieron hogueras difíciles de apagar –cito aquí al presidente de Venezuela Hugo Chávez-, todo esto con un doble propósito: llegar al poder y asegurar su permanencia en él. Para lograr este anhelo, estos lideres –después llamados dictadores- necesitan “tener” la mayoría en el congreso, cosa que logran siempre con chapucerías. Después, todo es pan comido, realizan cambios a la constitución para servirse con la cuchara grande. Claro, hacer esto lleva más de un sexenio –recuérdese al PRI antes del 2000-. Esta histórica lucha de clases estará siempre disponible para ser utilizada como estandarte y herramienta por lideres mediáticos o mesiánicos que se ganan la confianza de la clase baja proporcionandoles ayuda rápida en especie –alimentación y salud generalmente- y usando un discurso fácil e incendiario que les permite atizar la hoguera de la tan mentada revolución y que mantienen encendida usando los cuerpos de sus aliados como combustible: las masas -adjetivo muy utilizado por ambos bandos para referirse a los jodidos- . Tú, ¿Con cual clase te identificas?. Denise Dresser hace un estupendo análisis en la revista Proceso de la ideología de nuestros políticos aspirantes a la Presidencia de la Republica para el 2006: Manuel López Obrador, Felipe Calderón Hinojosa y Roberto Madrazo Pintado. Si Tú ya estas seguro a que clase perteneces, después de leer este análisis sabrás sin duda por quien votarías si las elecciones fueran hoy. Según las últimas encuestas, ambas ideologías tienen hoy la misma posibilidad de ganar. Podrás encontrar el análisis referido en el siguiente link:

http://www.proceso.com.mx/revistaint.html?arv=137345&tip=1

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