Al igual que Pedro, Ale esta estrenando escuela. Después de mucho estira y afloja, decidió por fin continuar en el mismo colegio en el que estuvo Pedro. La razón del cambio fue por que su anterior colegio no incluyó el bloque administrativo que ella quería. Los temores más grandes que Ale tenía para cambiar de colegio eran dos; dejar a sus compañeros actuales y a no adaptarse a los nuevos. Solo un día le bastó para desechar sus temores. Según nos contó la recibieron muy bien. Todos los compañeros se presentaron con los nuevos alumnos y esto le dejó una grata impresión. Me quedó la sensación de que la transición no fue lo incomoda que ella había imaginado. Lo que me preocupa ahora, es el ambiente relajado que impera en su salón, según se desprende de sus propios comentarios. Espero que no se adapte a esto y se mantenga a una distancia prudente de este movimiento. Por otro lado, Pedro nos contó sus planes. Continuará practicando Voli, deporte que ya había iniciado en el bachillerato. Además nos comentó de su plan de aprender a tocar violín. Particularmente, siempre había tratado de interesar a mis hijos por la práctica de algún instrumento musical, cosa que no había logrado con ninguno de ellos. Estoy totalmente convencido de que la lectura de la música ayuda a la mente a pensar rápido y por anticipado (igual que el juego de ajedrez), además de ayudar al ejecutante a desprenderse del estrés acumulado por los problemas cotidianos. Pedro tiene la ventaja de tener unas manos que serían la envidia de cualquier músico de cuerdas o de teclados (dedos esbeltos y largos). Ojalá se decida, y si lo hace, espero que pueda mantener el interés lo suficiente como para pasar la primera etapa de aprendizaje que por lo regular es la mas tediosa y en la que se quedan los músicos marca patito.
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