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viernes, agosto 11, 2006

¿Por que leer literatura?

Personalmente, cuando tengo la necesidad de hacer una crítica, emitir una opinión o elegir una opción, por lo general recurro a la fuente inagotable de la literatura. Un escritor se vale de la prosa o de la poesía para desahogar sus problemas existenciales, comunicar su interpretación de la vida o explicar los sucesos que le tocaron vivir desde su perspectiva, estilo, y muy particular punto de vista. Todo esto bajo el disfraz de un cuento, de una novela, de una crónica, de un ensayo, de una fábula o de una poesía. Lo que escribe y transmite un escritor esta impregnado por sus vivencias y el alcance de su obra esta acotado solo por su propia censura a diferencia de los que escriben en periódicos, revistas, televisión, radio o artículos de opinión en donde tienen que ajustarse además a “determinadas” reglas impuestas por los patrones y sus intereses. Aunque es cierto que existen muchos escritores que alquilan su pluma para hacer propaganda sobre pedido en medios masivos de comunicación, hay otros que lo hacen por ser el único medio que tienen de subsistir. Esto se debe a que los mexicanos no acostumbramos comprar su producto “independiente” (sin censura): El libro de literatura. La persona que compra un libro de literatura con la intención de leerlo solo como pasatiempo (como se lee una tira cómica, un hecho histórico, una novela de amor o una de vaqueros), esta iniciando un proceso que lo llevará a ser uno mas de tantos lectores decepcionados que no comprenderán lo leído. Introducirse en la prosa de la literatura no es cosa fácil cuando se hace por primera vez. Exige de nosotros paciencia, concentración, capacidad para asociar ideas, dominio del lenguaje, imaginación y sobre todo una gran disposición para pensar e investigar. Otra cosa importante es leer la mayor cantidad de autores (nacionales y extranjeros) posibles. Esto evitará saturarse con una sola ideología y un solo estilo de comunicar ideas. Si se lee siempre un mismo autor o una misma corriente ideológica es más fácil caer en el fundamentalismo excluyendo toda oportunidad de conocer los hechos desde otras perspectivas y otros diferentes estilos. El escritor hace una crónica de un suceso como un fotógrafo hace una película de una boda. Un fotógrafo filmará solo aquellos sucesos que le parecerán importantes y dignos de preservar (desde su punto de vista). Es más, si se contrata a dos o más fotógrafos, cada uno filmará cosas bien distintas. Uno tal vez se interese por las ocurrencias de los invitados. Otro tal vez prefiera las discusiones de los borrachos. Otro tal vez se incline por la solemnidad de los familiares. Viéndolas separadamente, ninguna de las películas mostrará lo mismo que las otras y no por eso una será más verdadera que las demás. Indudablemente verlas todas nos acercará mejor a la realidad. Nada nos conducirá mejor a la verdad de un acontecimiento que la literatura porque es el resultado del pensamiento libre de un autor que escapa a menudo a la tijera voraz de los editores –Al cabo nadie lee y si se hace pocos entienden –piensan. Muchos escritores usan la literatura para mostrar las “señales” que antecedieron a los problemas del pasado no tanto para evitarlos en el presente sino para preparar al lector para que los reciba de la mejor manera posible ya que estos siempre se repetirán. Ni modo, así es la humanidad: crédula en su mayoría, de memoria volátil y con una disposición obsesiva para volver sobre sus pasos.

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