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jueves, noviembre 15, 2007

El recuento

Difícil situación para un millón de tabasqueños y no pocos chiapanecos. Las historias vividas por la gente durante los días de la inundación corren de boca en boca y por cientos. Está el relato de un hombre que se inundó cuatro veces al irse al agua los cuatros primeros albergues que lo cobijaron. Esta la historia de la joven embarazada que por la impresión –seguramente – se le anticipó el parto. Fue una odisea conseguir transporte –los choferes del transporte público estaban atareados poniendo a salvo su propia familia y patrimonio. El siguiente paso fue aún más difícil, ubicar un hospital fuera del agua que recibiera a su hijo(a)…y lo logró. Pero le faltaba lo peor, perdió a su bebé durante el parto. Luego como corolario, no encontraba tierra seca para sepultarlo. Están la historia de las familias separadas en los momentos apremiantes de los rescates al grito de ¡mujeres y niños primero! Así, los hijos, mamás y papás fueron puestos a resguardo en albergues diferentes. Por otro lado, están las historias de los “vivos”, los que hacen fila más de una vez para recibir la misma cantidad de despenas. Los polleros que hacen su agosto llenando trailers de centroamericanos que etiquetan humanitariamente como “ayuda para los hermanos tabasqueños”. Los rumores fluyen como los mismos ríos que se desbordaron; que si fue culpa de las presas, que si fue culpa de los bordos, que si mienten sobre la cantidad de muertos, etc., etc. Por fin el puente aéreo se pudo establecer, los helicópteros vuelan por el cielo tabasqueño llevando la ayuda a las rancherías más alejadas. Las rancherías más cercanas son abastecidas mediante embarcaciones de pequeño calado. Las toneladas de víveres que entran a tabasco enviadas de todos los estados de la república son recibidas en la ciudad deportiva de Villahermosa por la armada y la marina. Desde aquí es distribuida a todo el estado por la maquinaria de transporte aéreo y terrestre federal. Ya es de todos conocido –en Tabasco –que el único convoy de ayuda que traía remitente –además de ir custodiada por policías armados –es el enviado por el gobierno del DF. Uno de los remitentes fue el municipio de Macuspana tierra de Andrés Manuel López Obrador. El segundo convoy enviado del mismo origen y también con remitente ya no gustó al gobernador tabasqueño que pa’ pronto la hizo de tos.
Nuestra casa de Villahermosa también se fue al agua. Nuestros inquilinos salieron por piernas al segundo día de refriega. Al siguiente día de su salida ya tenía como 70 centímetros de alto el nivel de agua en toda la colonia. Les condonamos un mes de renta para gastos de pintura y limpieza. Aún así, nos fue bastante bien.

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