Estoy arrellanado en mi asiento en el que cada noche mi cuerpo se despoja de su ya crónico cansancio. Mientras tanto afuera de la casa ruje el viento que acompaña a la tormenta largamente contenida. Escucho el golpeteo profundo de cocos y de mangos al precipitarse a tierra y rebotar en la acera heridos de muerte por el furioso vendaval. Me paro a contemplar por la vidriera el barullo desatado por la naturaleza y veo árboles y palmeras zarandeados como marionetas. El aire y la lluvia se entretienen arrancando hojas, frutos y flores de las flacas y fibrosas extremidades de sus dueños. Es el precio que tienen que pagar como tributo al agua derramada. Entre el ronroneo estrepitoso de los truenos. los destellos bruñidos de los relámpagos y los lastimeros lamentos que el brioso viento arrebata a la hojarasca pienso en que no tardará mucho en fallar la electricidad. No bien termino de formar la idea de vernos sumidos en la oscuridad cuando todo se apaga a la vez cumpliéndose así mi premonición y siendo fiel a la costumbre. Pasó la tormenta, se calmó el viento, regresó el parloteo de las aves y todo vuelve a la normalidad. Al rato regresa la electricidad y todo vuelve a estar como antes ¿Como harán los pájaros para sortear estos ataques de furia en donde todo es caos en sus hogares? Afuera los escucho tan ruidosos como si nada hubiera pasado.
1 comentario:
Algun secreto tendran las avesillas o, bien Dios se conduele de la armonia que dejo como para alegrar a los mal logrados hombres de la humanidad, pues segun relatos Biblicos ninguna de ells cae del cielo sin la voluntad de su creador...son las 4.20 AM del 17 06 2011
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