Siempre me han gustado las gardenias en los jardines. Sus flores de color blanco puro trasmiten oleadas de tranquilidad al ojo cansado que las mira. Su olor…ah, esa briosa fragancia dulce que penetra arrolladora en los desprevenidos hoyancos nasales. Sus pétalos ofrecen caricias de terciopelo a los de ánimo menguado. En fin, conociendo Gladis mi debilidad por este arbusto perenne plantó en nuestro escuálido jardín una pequeña plantita. La sembró a un costado de la puerta con la feliz intención de que cuando se desatara la abundante floración (he de confesar que nuestras expectativas eran altas) fuera lo primero que miráramos al llegar o salir de casa. Nada salió como esperábamos ya que a cuatro años de aquella plantación apenas nos ha regalado 3 coquetas florcitas. ¡Ha de ser macho! –dice despectiva Gladis cada que repara en el frondoso breñal cubierto de hojas de 1.7 metros de altura en el que se ha convertido. Agregado a su condición de puque (palabra utilizada en esta comarca para referirse a las gallinas que no ponen huevos) le cayó la plaga del algodoncillo que hace crecer a las hojas como auténticos cuasimodos. Las hojas que logran desarrollarse normalmente son afectadas después por un amarillamiento que produce en quien las ve hartos sentimientos mustios. Tratando de componer este desastre, el año pasado Gladios compró otra gardenia. Ahora la dejó en maseta pensando en que el terreno era el culpable de tan mala producción. La compró con muchas flores para asegurar la buena fertilidad. Después de un año de la nueva adquisición ha permanecido tan puque como la anterior. Decidimos intentar otra estrategia para remediar la situación. Estudiamos con ahínco en Internet los gustos y necesidades de las gardenias. Fuimos al supermercado en diciembre dotados de profusa información con la firme intención de terminar con tan magra fertilidad. Logramos el milagro con una combinación de vitaminas ricas en hierro para la tierra, una buena fumigación a sus hojas, la remoción de maleza, aflojamiento de tierra alrededor del tallo y abundante agua. Ahora los botones se dejan ver en cada rama de ambas gardenias como preámbulo de una abundante y segura floración. Por fin.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario