Estamos en Reforma. La tarde es inmejorable. Lluvia menuda y persistente. Truenos roncos y apagados. Tiempo propicio para el recato y la reflexión. Me acerco la ipad. Mi nuevo juguetito tecnológico que me proporciona una nueva alternativa para acercarme a la lectura. Es un placer desparramar la vista en la luz de la pantalla y seguir el amplio y nítido interlineado de pixeles con que están hechos los párrafos. Al fin y al cabo con esta nueva tecnología, el problema del volumen y el peso (además del impacto ecológico) que representan los espacios en blanco en los libros de papel ahora ya no es motivo de preocupación. Los diseñadores de estos aparatitos pensaron bien en satisfacer plenamente las demandas y manías de los lectores empedernidos. Además, han puesto en la tableta electrónica toda clase de herramientas que de común son necesarias para que el neófito lector, dotado de alguna pizca de paciencia y curiosidad, interprete fielmente los mensajes más fantásticos o metafísicos. Así pues, aprovecho este marco de alebrijes, arabescos y abalorios para echar a volar la imaginación con la libertad de un auténtico y multicolor papalote.
Visitas de la última semana
sábado, julio 30, 2011
domingo, julio 17, 2011
El Capitán Garfio y Peter Pan
La tarde y la noche de ayer fueron de aguacero. Fue una lluvia de hilos cristalinos que caían casi verticales sobre las sosegadas hojas de árboles y palmeras. Ale y Dobby llegaron con la lluvia. Ale apareció con la saga de Harry Potter bajo el brazo con toda la intención de encerrarse a cal y canto en nuestra recamara y apoltronarse felizmente en la cama para que las aventuras le entraran como remolino por los ojos. Dobby mientras tanto, avispado e hiperactivo como todos los de su estirpe, prefirió perseguir a Pachis por toda la casa. Ante la estampa de pirata y sensibilidad de sicario que distingue a Pachis, Dobby semejaba un alfeñique de la más alta aristocracia. La escena era de risa. Pachis cayó pronto en la cuenta que la apariencia de Dobby era más la de un suculento bocadillo que la de una potencial amenaza. Fue entonces que, mientras Dobby daba vueltas divertidísimo alrededor de Pachis, este se plantó como basilisco dispuesto a echar fuego por la boca. Ale no aguantó el nervio de aquella filosa mirada felina y optó por llevarse al saltimbanqui de Dobby a hacer sus gracias a otra parte. Sale sobrando decir quién es el Capitán Garfio y quién Peter Pan. Por otro lado, hoy aceptando la desinteresada proposición de Gladis para ir a desayunar a Reforma –no creo que hubiera intervenido en su decisión la singular aversión que la cocina le muestra los domingos– enfilamos a donde según su propio decir “tiene enterrado el ombligo”. Si el hambre fue la motivación de la ida, el calor fue la motivación del regreso.
lunes, julio 11, 2011
Día aciago
Hoy fue un día agitado. Extraño para ser domingo. Fuimos despertados como por ensalmo a las 5:30 am por el timbre del teléfono que chillaba incesante como heraldo de mal agüero urgido por su deber. Gladis estiró la mano para descolgar el teléfono con la lividez natural de quien espera recibir malas noticias. La llamada era para un servidor. En ella se me comunicaba que debía atender una emergencia de trabajo lo antes posible. Caray, que mala suerte –pensé. Esta queja interior se debía a que apenas 2 horas antes había pegado el ojo ¡Te dije que te durmieras temprano! –me reconvino amablemente la bella adalid de esta casa aprovechando la excelente coyuntura para reprocharme mi mala cabeza por mi malsana costumbre de ir siempre tarde a la cama. El dolor de cabeza y amodorramiento ahogaron mi tímida réplica y todo lo que pudo salir de mi boca fue un hilillo de elástica y cristalina baba que resbaló perezosa por mis comisuras. Mi cabeza palpitaba como si en su interior anduviera una cuadrilla de trabajadores de la construcción en plena faena de remodelación. Además el clima bochornoso y la humedad en el ambiente me hicieron sudar gotas gordas que tan pronto alcanzaban el peso para rodar se dirigían tercas a buscar los ojos como luchadores rudos de la AAA. El día no tiene gracia cuando se anda desvelado. Todo se mira en color sepia y siente uno los ojos como si estuvieran lubricados con arena. Tres horas de sueño en la tarde fueron suficientes para que el día retomara su natural color y mi cabeza olvidara su tamborileo interior justo a tiempo para ver coronarse por segunda vez a la selección de futbol mexicana sub17.
viernes, julio 08, 2011
Genes recesivos
Otra vez en Reforma y en casita. Me olvidé un poco de los cafres que de común e impunemente infestan la carretera Villahermosa-Cárdenas. Y no lo hubiera recordado de no ser por un estúpido macaco que me rebasó pegadito para luego darme un cerrón que me hizo pensar en toda clase de florituras del arrabal ¿Qué necesidad si yo iba al límite de la velocidad permitida y además circulando en el carril de baja? Fue a todas luces un acto de intimidación cerril de parte del animalito provocado sin duda por algún atavismo recesivo de nuestro más puro linaje australopitecus.
martes, julio 05, 2011
Villahermosa
Gladis y yo pasamos nuestra primera noche en Villahermosa en el departamento de Ale. Decidimos quedarnos los días hábiles en esta ciudad y regresarnos a Reforma los fines de semana. Esta primera noche fue de puro dar vueltas en la cama y sospecho que habrá otras noches similares más adelante. Extraño mi sofá cama, mi cama, mi tele, la tranquilidad y los muchos murmullos de la laguna. El lado bueno es que Kory y Ale viven aquí y yo no tendré que viajar todos los días al trabajo. Nos costará adaptarnos a la nueva situación. En tanto esto no suceda nuestras almas andarán penando y añorando con nostalgia aquella casita rodeada de agua, de garzas y de silencios.
domingo, julio 03, 2011
Vuelta al trabajo
Hoy es mi último día de vacaciones. Mañana regreso a la infinidad de posibilidades que se reproducen en el trabajo. Mi ánimo está como lo estaría el de Bastián Baltazar Bux si lo obligaran a regresar a ciudad Fantasía. Otra vez me sumergiré en el torbellino de febril actividad cuya vorágine le roba a uno en ocasiones hasta el derecho a bien dormir. Por el momento disfruto de una estupenda noche fresca llena del ya acostumbrado gorgoreo de las aves.