La tarde y la noche de ayer fueron de aguacero. Fue una lluvia de hilos cristalinos que caían casi verticales sobre las sosegadas hojas de árboles y palmeras. Ale y Dobby llegaron con la lluvia. Ale apareció con la saga de Harry Potter bajo el brazo con toda la intención de encerrarse a cal y canto en nuestra recamara y apoltronarse felizmente en la cama para que las aventuras le entraran como remolino por los ojos. Dobby mientras tanto, avispado e hiperactivo como todos los de su estirpe, prefirió perseguir a Pachis por toda la casa. Ante la estampa de pirata y sensibilidad de sicario que distingue a Pachis, Dobby semejaba un alfeñique de la más alta aristocracia. La escena era de risa. Pachis cayó pronto en la cuenta que la apariencia de Dobby era más la de un suculento bocadillo que la de una potencial amenaza. Fue entonces que, mientras Dobby daba vueltas divertidísimo alrededor de Pachis, este se plantó como basilisco dispuesto a echar fuego por la boca. Ale no aguantó el nervio de aquella filosa mirada felina y optó por llevarse al saltimbanqui de Dobby a hacer sus gracias a otra parte. Sale sobrando decir quién es el Capitán Garfio y quién Peter Pan. Por otro lado, hoy aceptando la desinteresada proposición de Gladis para ir a desayunar a Reforma –no creo que hubiera intervenido en su decisión la singular aversión que la cocina le muestra los domingos– enfilamos a donde según su propio decir “tiene enterrado el ombligo”. Si el hambre fue la motivación de la ida, el calor fue la motivación del regreso.
1 comentario:
Son las cuatro con cuarenta y seis minutos de la mañana y me encuentro degustando tu rico relado de sendos personajes de segundos adjetivos de estos dos personajes como el capitan garfio y peter pan se desprenden un can y un gato, digase de esta manera los famosos plritos de perros y gatos dos especies antagonicas por sus caracteriticas...
Publicar un comentario