Hoy es mi último día de vacaciones. Mañana regreso a la infinidad de posibilidades que se reproducen en el trabajo. Mi ánimo está como lo estaría el de Bastián Baltazar Bux si lo obligaran a regresar a ciudad Fantasía. Otra vez me sumergiré en el torbellino de febril actividad cuya vorágine le roba a uno en ocasiones hasta el derecho a bien dormir. Por el momento disfruto de una estupenda noche fresca llena del ya acostumbrado gorgoreo de las aves.
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