Esta semana cumplí un objetivo que me había propuesto alcanzar desde hace ya unos años. Tardó en llegar más de lo previsto. Muchas cosas sucedieron desde entonces. Algunas de ellas me desviaron y me hicieron dar rodeos dolorosos que en aquel tiempo fueron necesarios. Otras me obligaron a tomar decisiones difíciles que en diversos grados impactaron la vida de cada integrante de mi familia. Hasta este fin de semana tuve el tiempo necesario para pensar con calma en este asunto y me sentí liberado de ese gran compromiso que me debía a mí mismo. Hoy tuve el tiempo suficiente para abrazarme, consentirme y darme las palabras de aliento que merezco no tanto por haber cumplido cabalmente con este longevo propósito sino por la enconada terquedad que me permitió no perderle nunca de vista porque razones para hacerlo hubo de sobra. No serán los únicos apapachos que espero regalarme. Seguro que habrá otros más adelante.
Visitas de la última semana
lunes, septiembre 26, 2011
domingo, septiembre 25, 2011
La laguna reclama sus espacios
Algo tiene que tener la colonia Las Garzas como para querer regresar a ella aún estando rodeada por agua. Ya no pudimos entrar a la colonia por la vía normal por la sencilla razón de que su lugar está ocupado ahora por un arroyo bastante ancho y brioso que fluye sin restricciones para llenar antiguos espacios robados a la laguna. La carretera alterna por la que llegamos (boca de limón-Reforma-Colonia del Carmen) también ya tiene un tramo como de 500 metros bajo el agua corriente (foto). Muchas de las casas de nuestros vecinos de la Ranchería San Miguel Segunda Sección ya están inundadas. Ellos, como ya es costumbre cada año, han levantado un tinglado provisional (una lona sostenida por cuatro palitos) a orilla de la carretera a la que han mudado con inevitable resignación todo su menaje. Parece ser que los niños a diferencia de sus padres son los únicos que sacan provecho de la situación. De camino a la colonia vimos a varios de ellos chapotear alegremente en la misma crecida que ha llevado a pique sus casas. Platicado de esta forma parecería que ésta esporádica diversión podría hacer más llevadera la desgracia de vivir permanentemente rodeados de agua pero nada más lejos de la verdad. La primera razón es que el agua estancada pronto deja de ser agradable para convertirse rápidamente en un riesgo potencial para la salud. Otras razones no menos importantes son la proliferación de mosquitos, el calor sofocante, la humedad y todo tipo de animales rastreros que huyen también de la inundación buscando los mismos lugares altos ya ocupados por los tinglados de los humanos desplazados. No me quiero imaginar pasar una sola noche bajo una lona tratando de dormir tapado con una sabana húmeda en un ambiente calurosamente sofocante y rodeado de mosquitos hambrientos para los que somos una suculenta y nutritiva malteada contenida en un extraño, pachoncito y cálido recipiente.
martes, septiembre 13, 2011
Terminando historias
ültimamente he relatado algunos de los acontecimientos que me han surgido al paso y que por una razón u otra he dejado a la mitad. Empiezo por contarles que el pájaro carpintero al que Gladis dió asilo hace unos días dejó de existir en este mundo al día siguiente. Supe por mi cuñado José Manuel que esta clase de avechuchos son bastante indómitos y cascarrabias. En el corto tiempo que permaneció como huesped en esta su casa se reusó tercamente a probar alimento y pasó lo que ya estaba escrito que tenía que pasar. Murió como auténtico espartano: aleteando con furor y tirando picotazos a distra y siniestara.
Por otro lado, en los pocos días que viví solo me atacó un cuadro diarreico de antología que por poco me deja seco y acartonado. El viernes temprano terminé en el consultorio médico y mi estómago toleró comida sólida hasta el domingo. Aún hoy no me recupero del todo aunque ya lo miro todo con un poquito más de color.
Gladis ya está en Villahermosa y Yo estoy feliz de tenerla otra vez cerca. Ale y Alejandro continúan en el DF acompañando a Kory a quien mañana le retirarán los puntos de la cirugía. Esperamos tenerlos pronto de vuelta y con bien.
martes, septiembre 06, 2011
La música de los años
Hace ya unos años leí el libro “la música de los años” de Germán Dehesa. En él, este estupendo escritor hace un recuento de su vida utilizando la música que escuchó durante las diferentes etapas de su existencia como medio para recordar su pasado ¿A quién no se le amontonan los recuerdos al escuchar por casualidad una vieja canción? Por razones que escapan a mi entendimiento cada vez que escuchamos viejas canciones que fueron populares en su tiempo las relacionamos ahora con el recuerdo de algún momento de nuestra vida que quedó grabado en algún recoveco oscuro de nuestra mente. Por ejemplo, la canción “A tu Recuerdo” de Lo Ángeles Negros me transporta a mi casa paterna de Guadalajara Jalisco a una noche estrellada del año 1972. Yo tenía en aquel tiempo 13 años cumplidos y cursaba junto con mi hermano Chuy el sexto año de primaria en la escuela “María A. Díaz” de la colonia San Onofre. En aquella época la familia era joven y todos mis hermanos gozaban de una sana, pueril y rozagante juventud. Ese día en particular marcó el inicio del que sería más adelante el primer matrimonio del mayor de mis hermanos: Goyo. Por aquellos días Chuy era muy popular en la primaria y eso me salvaba de recibir las palizas que otros de mi edad y menos afortunados que yo tenían que soportar por pura diversión y esparcimiento de los mayores. Aún así, hubo cierta ocasión en que fui blanco de este popular esparcimiento, principalmente cuando mi salvoconducto consanguíneo estaba lejos. Pronto entendí que la vacuna que erradicaba el miedo y la reincidencia de los abusadores era simplemente enfrentarlos a puñetazo limpio y otras veces no tan limpio. Nunca me intimidó el tamaño o complexión del oponente ni el número de trompadas que daba o que recibía, lo único que deseaba era lanzar el mensaje fuerte y claro de que no estaba dispuesto a ser la comidilla de ningún mono ignorante. Santo remedio. Una vez que el abuso y la injusticia saca al depredador que todos llevamos dentro todo se vuelve más fácil. A este deporte que antes ni nombre tenía ahora se le conoce con el rimbombante nombre de bullying y continúa siendo tan popular y tan dañino en todas las escuelas como en aquellos lejanos días de hace ya 39 años. Hoy escuché la canción “A tu Recurdo” y quise dar fe de ese momento con Goyo.
domingo, septiembre 04, 2011
Dobby
Dobby y Yo nos echamos a andar por la colonia. Al principio, mi compañero caminaba de forma bastante deslucida con más miedo que timidez. Se detenía con frecuencia con el rabo entre las patas al escuchar el más leve aleteo de pájaro. Cada vez que algo le asustaba temblaba como gelatina mal cuajada. Tenía que voltear la mirada a cada momento para no perderlo de vista y animarlo como a un bebé para que renovara la marcha. Unos cinco minutos despés lo perdí de vista. Miré atrás, adelante, a los lados y nada de Dobby. Volví a mirarlo hasta que se me ocurrió mirar hacia atrás y luego hacia abajo. Caminaba tan pegadito a mí que alguien podría haberlo confundir con un apéndice de mi propio cuerpecito. Marchamos tranquilos de este modo por el andador de la colonia por espacio de unos cinco minutos más. Después de esto Dobby se desató. Mientras yo caminaba con un paso mas bien aletargado a causa del bochornoso ambiente lleno de vapores fervorosos mi compañero canino lo hacía con un trote de auténtico campero solariego que lo adelantaba de mí por lo menos 10 metros. Una vez encontrada la diversión de correr y saltar entre el crecido zacatal, solo miraba a lo lejos que la hierba se movía como dice aquella versada y culta letra de popular cuanto bailable cumbia tropical. A veces lo único que sobresalía de Dobby de aquella alfombra de tupidos chuzos verdes eran la cola y las orejas. Ya al final del recorrido Dobby corria, saltaba y daba unos giros de vértigo como persiguiendo algún escurridizo chichicuilote cuya existencia habitaba solo en su febril imaginación. Regresamos a casa: Yo como un tomate maduro pringado de rocío mañanero y él atacado por un ruidoso jadeo y con la lengua escarlata de fuera. Aquel miedo inicial quedó superado y totalmente olvidado, ahora marchaba altivo con el garbo de un auténtico perdonavidas.
sábado, septiembre 03, 2011
Segunda cirugía
Semana de apuros. De nervios tensos como cuerdas de violín. Llena de idas y de regresos, de entradas y de salidas. Hoy por fin estoy en casa. Descanso en mi sillón favorito en compañía de Dobby el pequeño saltarín que a falta de Ale me persigue a mí como si fuera mi sombra. Recién llegué a Reforma procedente de la tierra de los Tenochcas donde el viernes operaron por segunda vez a Kory. Todo salió bien. Sabiendo esto nos volvió la sangre al cuerpo y otra vez agarramos el colorcito característico de aquellos aporreados diariamente por el sol del trópico. Se quedaron con ella Alejando, Gladis y Ale. Allá seguirán hasta que el nuevo andamiaje de Kory se fortalezca y pueda entonces hacer el viaje de regreso sin que las tuercas se le aflojen o los tornillos se le trasrosquen. Ahora el problema para mí será vivir solo un tiempo y no morir en el intento. Se me acaba de revelar que soy un total inepto en la cocina. Comí lo que cociné obligado por el hambre y en contra de lo que me dictaban el olfato y el gusto. Así que apuré rápidamente aquel suculento potaje igual que se apura una rasante cucharada de ricino.