Hoy se cumplen tres semanas de que Gladis inició su proyecto “pollos procesados Doña Maty. Parece ser que en esta última semana se le recrudeció el cansancio. El transporte escolar dejó a Pedro y a Ale en dos ocasiones gracias a que nos quedamos dormidos. Gladis esta en un proceso de aprendizaje. Haciendo frente a aquellas personas que solo van a preguntar ¿Qué le hechas? ¿De que lo haces? ¿Dónde lo compras? Claro, responder a estas preguntas cortésmente mientras se atiende a los clientes estresa a cualquiera. Un día llegó abatida (más que otras veces) diciéndome –tuve que ponerle un alto a mi tía y me siento mal – y es que su tía y su concubino ya la tenían azorrillada queriendo conocer santo y seña del negocio. Llegaban (uno u otro) desde la mañana con el pretexto de ayudar acomodándose tranquilamente al lado de donde se hacen los preparados. A partir de ahí era puro preguntar. Pensé en recomendarle que no se preocupara tanto, y decirle –mira, en estas circunstancias las personas preguntan porque son muy ingenuas o porque son muy vivas. Si preguntan por ingenuas entonces cualquier respuesta les parece buena y uno no queda como tonto. Si preguntan porque son vivas entonces no se conforman con cualquier respuesta y persisten hasta conseguir lo que desean. En este caso uno queda como tonto. Tú no hiciste tonto a nadie para conseguir que te enseñaran. Tú negociaste con los distribuidores haciéndoles la propuesta de comprarles la materia prima a cambio de que te enseñaran a hacer los preparados: ellos ganan, tú ganas. En los negocios solo hay una de dos sopas: pierdes o ganas. El que gana queda como vivo y sobrevive, el que pierde queda como tonto y muere. Ganar sin invertir o trabajar es como robar o estafar. Hasta para atinarle a la lotería se requiere una inversión, ¡la compra de un boleto! –hiciste bien en no permitir que te estafaran. Solo damos algo sin la esperanza de obtener nada a cambio cuando así lo hemos decidido nosotros mismos, y a esto no se le puede llamar tontería sino altruismo. Claro, no le dije nada de esto a Gladis. Es muy delicado emitir juicios sobre familiares, aún cuando esos juicios tengan como único fin el bienestar. Uno se arriesga siempre a enfriar una relación aunque el juicio sea justificado. Entre más cercano sea el familiar, mayor es el riesgo de que las cosas se salgan de control y el tiro salga por la culata. Al fin, solo le dije que desde mi particular punto de vista había hecho lo correcto –tú invertiste dinero y esfuerzo para hacer algo en donde antes no había nada, y no te paraste sobre los hombros de nadie para lograrlo. No es justo que alguien se quiera parar sobre tus hombros sin tu consentimiento, con el único argumento de que entre familiares no debe haber egoísmo. Eso parece más chantaje que argumento –finalicé diciendo. Cabe mencionar que su tía vive desde hace mucho tiempo de vender comida.
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