El calor es agobiante. Ayer la camioneta marcaba 41 grados Celsius en Reforma. Calor suficiente para mantener el agua de la regadera tibia. En ocasiones un viento leve ayuda a refrescar el cuerpo sudoroso, pero hay días en los que hasta el viento huye de este clima poco amigable. Los únicos que parecen beneficiarse con este ambiente son los árboles de ornato. Ya florecieron los macuilis y los guayacanes. En este momento la lluvia de oro esta en plena florescencia junto con algunos cocoites y framboyanes. El calor sofocante y bochornoso de esta semana es preámbulo de lluvia a corto plazo. No tarda en caer el primer aguacero acompañado de fuertes ventarrones como suele suceder en la segunda quincena de mayo. Por otro lado, todo parece indicar que a Pedro no le alcanzó el promedio para ser incluido dentro del grupo beneficiado con las becas que la universidad ofreció a los estudiantes sobresalientes. Espero que atienda las áreas de oportunidad que se le mostraron en el examen y convierta este aparente bache en una buena motivación. Espero que halla entendido que es mejor aprender poco cada día que mucho en pocos días. Ahora tengo que preocuparme por Ale. En el último examen parcial, reprobó matemáticas. Es seguro que nivelarla no será tarea fácil, mayormente porque ella misma reconoce no ser fan de esta materia. ¿Por qué ciertas personas limitan su conocimiento así mismas? Las matemáticas resultan en mi opinión una de las materias más importantes y significativas. Es una materia que deja huella. Ayuda a incrementar la capacidad de razonar, a ver un problema desde distintos ángulos, a desarrollar la habilidad de “ver fuera de la caja”, a romper paradigmas. Independientemente del ramo de desarrollo, las matemáticas serán una de las herramientas más poderosas en la vida futura de cualquiera.
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