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miércoles, mayo 31, 2006

Nuevos anteojos

He olvidado un poco este post debido a que he llegado un poco cansado del trabajo. El fin de semana pasado, Gladis se quedó con un pedazo de sus lentes en cada mano; al estarlos limpiando se le rompieron. No era posible remendarlos por lo que se vio en la necesidad de comprar otros. Mientras los fabricaban, anduvo unos días con unos lentes caducos que ya no usaba. Fueron días difíciles para ella por que tuvo que depender de otras personas para hacer tareas tan simples como leer los precios en los supermercados, o leer las fechas de caducidad de los alimentos. Por otro lado, su negocio marcha bien. Trabaja toda la semana de 9 a.m. a 4 p.m. incluyendo el sábado, día en que descansa Judit por ser sabática (la persona que le ayuda). El sábado le ayuda Ale, o mejor sería decir que la acompaña porque trabajar no se le da mucho. El único día que descansa es el domingo. En este día el negocio es atendido solo por Pedro y Judit.
Antes de poner el negocio, Judit le ayudaba a Gladis con las tareas de la casa. Gladis le propuso trabajar en el negocio una vez que lo empezara y sin tardanza accedió. Ahora Martha le ayuda a Gladis con las tareas que antes hacía Judit en la casa. Martha es una mujercita de escasos 1.5 metros de altura, callada, de no se que pueblito escondido de Chiapas, pero eso sí, bastante vivita y tecnificada. Tiene su celular siempre a la mano, no se pierde las novelas de televisa y camina para arriba y para abajo con un radio pequeñito en el que escucha música del estilo de los temerarios, rancheras y de banda. La planchada no se le da para nada, deja rayas hasta en los bolsillos de las camisas y ni que decir de los pantalones. Gladis se arma de paciencia y le explica la forma en que quiere que se hagan las cosas a lo que ella contesta invariablemente “si señora”.Ale esta indecisa en cambiarse o no de colegio. La razón es que el colegio al que va, no tiene el bloque que ella quiere estudiar y parece que ya le confirmaron que no lo van a poner. Ahora quiere irse a la UVM para terminar el bachillerato. Nosotros no estamos muy de acuerdo en esa decisión por dos razones. La primera razón es que nos ha comentado ella misma (y otras personas) que varios alumnos que han ingresado a su colegio provenientes de la UVM, han llegado muy atrasados y desobligados. La segunda razón es que sus amigas del alma (antiguas compañeras en su colegio) se cambiaron a la UVM el año anterior y desde entonces nos ha traído azorrillados para que la cambiemos para allá. El bloque que quiere lo tienen otros colegios (por ejemplo en el que Pedro esta) pero ella esta empecinada en que quiere ir a la UVM. Lógicamente nos queda la duda de la validez de su justificación –es que no me gusta ir a donde no conozco a nadie –nos dice. El miedo que tengo (y ya se lo comenté), es que escoja un bloque o hasta la misma carrera solo por seguir a sus amigas. Sea cual sea la elección, ojalá tanto ella como nosotros elijamos lo correcto por el bien de todos. A Pedro lo he observado en estos últimos días tomar más en serio sus estudios, y es que consultando en internet el resultado del examen de la beca universitaria en la que participó, me dio mucho en que pensar el lugar en que se ubicó: 41 de 71!. Le dije –si tomamos como referencia el primer lugar y si suponemos que él obtuvo 100, entonces estuviste ubicado apenas por encima de 50 (41/71) –quiero que te desplaces mas a la izquierda de este valor “tan mediano” en el que te encuentras –comenté. Si vas a entrar a las grandes ligas de la educación, tienes que convertirte necesariamente en un alumno de grandes ligas. No quiero que pegues homerun cada que bates, lo que si quiero es que saques al menos un hit cada dos oportunidades de bateo y que fildés bien cuando se requiera. Ayer Ale se quedó en Villahermosa después del colegio para hacer una entrevista a un gringo para su materia de inglés. Cuando llegamos por ella, no había cumplido aún su cometido. No hubo un gringo ni para remedio. Ya conforme con su mala suerte nos regresamos, no sin antes pasar a Walmart para hacer algunas compras. Nuestra sorpresa fue encontrar a la hora de pagar a dos adolescentes altos, gueros, ojo azul y pulcramente vestidos nada menos que de cerillos! Estaban empacando alimentos muy quitados de la pena y muy conformes con las propinas recibidas. Ni tarde ni perezosa, Ale corrió a entrevistar a uno de ellos. Sin duda, algo esta ocurriendo en el mundo.

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