Estoy viendo en la TV “lo mejor del año” del súper show de la kolorina. Programa musical realizado en un estudio de Guadalajara y que promueve ante todo la música de banda. Los instrumentos predominantes son de viento como la tuba, trompetas, trombones, clarinetes, acompañados de percusiones (tarolas). Mientras lo veo, caigo en la cuenta del enorme impulso que ha tomado este género de música entre sus habitantes. Estoy disfrutando de un pedazo de rosca acompañado de un humeante y aromático chocolate mientras escucho a la banda “el salitre” interpretando lo que parece ser uno de sus grandes éxitos: guanatos cumbia. Me gusta ver sobre todo los simpatiquísimos movimientos del “pasito duranguense” que conozco gracias a Jeny. Este baile de plano se me hace harto difícil. Es como si la mente se desentendiera de lo que hacen brazos, manos y tronco, y estos a su vez, tomaran el control de lo que cabeza y pies deben hacer (casi nada por cierto). Los movimientos se me hacen algo así como una enfermedad de parkinson magnificada combinado con movimientos de epilepsia controlada, produciendo todo esto una especie de encantamiento en el espectador. Casi engullo a Gladis cuando le cambió a la TV y me sacó del estado hipnótico en el que me encontraba y al que me habían llevado la música, el baile y guanatos. Bueno, ya me voy a la cama a esperar a los Reyes Magos Melchor, Gaspar y Baltazar. A ver si no los sueño bailando el pasito duranguense!
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