Visitas de la última semana

sábado, febrero 10, 2007

Los gansos

Llegó el tiempo en que los cocoítes empiezan a vestirse de color rosa pálido anunciando la próxima visita de la primavera. Están saliendo tímidamente sus primeros brotes rosados como asustados por estas lluvias tardías que no han dejando de caer por estos húmedos rumbos. Atrás van quedando las lagunas rebosantes que ya a estas alturas han perdido un tercio de su capacidad acuosa. Este último mes hemos sido visitados diariamente por un par de gansos que han hecho suyo un charco que las lluvias no han dejado secar en nuestra cochera. Estas aves son territoriales por lo que Gladis ha tenido que correr despavorida huyendo de los graznidos y aleteos de estas dos bolas emplumadas que la persiguen hasta la puerta de la casa cada que baja de la camioneta. Hoy sé que estas aves pescozonas son de una vecina que según ha dicho ya adoptaron como suya esta cuenca artificial y diminuta ubicada en nuestra casa. Lo malo es que dejan su “recuerdito” regado por todas partes, además de que su presencia no es muy del agrado de niño y patón que les ladran como si fueran perros de caza. Fuera de esto, me gusta mirar su gracia y el garbo con el que se desplazan sin temer a nada ni a nadie. Me gusta verlas picotear aquí y allá sintiéndose dueñas del territorio. No los espantan los paseantes, mas bien son ellos los que dan la vuelta para no pasar cerca de esa diminuta porción de agua turbia que ya consideran suya y que defienden aguerridamente. Ya los perros tienen pues otra cosa en que derrochar sus energías además de los habituales zanates que nunca los dejan en paz por ese afán que tienen de robarles sus croquetas. Otra novedad es que paco ya no está con nosotros. Por la irresponsabilidad de Ale (su dueña) y la impaciencia de su mamá de verse con el trabajito extra y diario de meterlo, sacarlo, darle de comer y de beber, ya lo regaló a doña Maty. Ahora extraño sus gritos y borucas que armaba: “burro”, “Pedro”, de la imitación que hacía de los graznidos de sus vecinos los zanates, su canto de la “diana” y otras palabrejas más que admiraban (o avergonzaban) a los que las oían. Por mi parte espero continuar disfrutando de este clima agradable del cual ya nos queda poco tiempo y prepararme para los días calurosos que nos esperan a partir de abril. Ni modo.

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