Terminé de leer Agua Quemada de Carlos Fuentes. Libro que me trajo de regalo mi hermana Toña. La narrativa se ubica en la ciudad de México de los años 70. Carlos Fuentes representa a través de sus protagonistas el drama de vivir en una ciudad corrupta que resuelve sus diferencias por medio de la violencia. Una sociedad que premia a los oportunistas y castiga a los idealistas. El mejor ejemplo es el general Tompiates hijo de la revolución y protagonista del primer cuento. Sujeto avezado que siempre estuvo en el bando ganador en turno. Primero como capitán Villista a favor de Madero, luego como coronel constitucionalista luchando al lado de Carranza contra Villistas y Zapatistas. Después como coronel Obregonista pronunciado contra el Carrancismo, y por último como general Callista dándole duro al culto y a los cristeros. Ahora ya jubilado, su principal pasatiempo, es educar a su nieto para que no sea tan pusilánime como su papá, que por cierto es narco. Termina el libro con un cuento que describe los métodos del Estado (y el perfil de los políticos que los idearon) para meter en cintura a aquellos estudiantes revoltosos. Métodos que fueron llevados a la práctica en aquél celebre Halconazo o jueves de Corpus en el que resultaron muertos varios estudiantes (aún no se sabe cuantos). Lápida que aún carga sobre sus hombros el ahora ya senil expresidente Luis Echeverría Álvarez.
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